Cuando no existe una acuerdo previo de parte de los progenitores, los mancebos y las doncellas siguen su propia e irrestringída inclinación. Después de haber dado suficientes pruebas de su valor, destreza en la caza, la pesca y el talado de los árboles más corpulentos, el joven comparece ante el padre de la mujer elegida y le pide su hija en voz baja y sofocada. Algunos regalos efectuados con anterioridad constituyen un anticipo de la declaración abierta. La aceptación por parte del padre y de la hija se descuentan tan pronto el pretendiente es conocido como valiente guerrero, buen cazador y pescador. El joven raras veces delata sus sentimientos por la elegida antes de haber conquistado cierto prestigio en la caza y la pesca o por medio de otras destrezas físicas, porque de lo contrario se expondría no sólo a las burlas y a las risas de las mujeres mayores, sino también de las muchachas. Cuando vuelve de sus cacerías o botín, hace su entrada en la aldea con paso orgulloso y ojos brillantes. No ignora que las miradas de todas las puestas en él y que éstas tratan de superarse unas a otras en elogios sobre su valor.
Se llama a las mujeres que aún se encuentran en el interior de sus chozas para rodear al intrépido cazador y su botín y tributarle su admiración. Si la caza resulta desafortunada, el joven regresa a su choza subrepticiamente al caer la noche para sustraerse a las murmuraciones sarcásticas y burlonas.
Con el ánimo de divertirnos nosotros o los oficiales manifestamos en reiteradas oportunidades a las bellas de Pirara nuestra intención de hacerlas nuestras esposas. La repuesta invariable a nuestras proposiciones fue la siguiente: "¿Qué haremos con vosotros si en cuatro semanas no habéis cazado un ciervo o un pato, ni pescado un pez? ¡Vosotros los paranaghieris no hacéis otra cosa que contemplar el papel durante todo el día!"
Cuando el pretendiente obtiene el sí, se muda ese mismo día con todas sus pertenencias a la choza de su futuro suegro y pone a su servicio todas sus fuerzas. Sale a cazar y a pescar para él y tala los árboles de su campo de provisión. Solamente puede dedicar a sus progenitores las horas que le quedan disponibles. Si llegara quejarse por lo excesivo del esfuerzo o si el suegro juzgase poco activo a su yerno, las palabras "en gratitud por haberte prometido a mi hija- etc. son la señal de que ambas partes quedan liberadas del compromiso contraído. Asimismo, una vez consumada la unión, el marido puede dejar a su mujer o llegar a venderla lo cual sólo rara vez tiene una influencia desfavorable en el destino de la rechazada, ya que con frecuencia esa misma noche encuentra otro esposo. Tales separaciones son muy raras cuando la pareja tiene hijos y sólo puede estar condicionada por adulterio.
El tío de la rama paterna jamás puede contraer matrimonio con su sobrina, pues este se considera el grado de parentesco más cercano al de los hermanos, razón por la cual se lo llama "papá" igual que al padre. En cambio, le está permitido a cualquiera casarse con la hija de su hermana, la mujer del hermano difunto o la madrastra cuando ha muerto el padre.
Entre los pocos casos de poligamia que encontré entre los Macusi, se cuenta el de un indio casado con tres hermanas.
Ya he mencionado en varias ocasiones las ceremonias usuales cuando se produce un deceso y durante el entierro. Aquí sólo añadiré que el viudo debe observar luto por su esposa durante 9 a 11 meses, es decir tanto tiempo como el que es menester para que maduren las casadas plantadas a su muerte y las raíces puedan emplearse en la fiesta del piavari previa al segundo matrimonio.