https://www.elaleph.com Vista previa del libro "Las mañanas que se beben" de Ambar Gómez (página 2) | elaleph.com | ebooks | ePub y PDF
elaleph.com
Contacto    Miércoles 30 de abril de 2025
  Home   Biblioteca   Editorial      
¡Suscríbase gratis!
Página de elaleph.com en Facebook  Cuenta de elaleph.com en Twitter  
Secciones
Taller literario
Club de Lectores
Facsímiles
Fin
Editorial
Publicar un libro
Publicar un PDF
Servicios editoriales
Comunidad
Foros
Club de lectura
Encuentros
Afiliados
¿Cómo funciona?
Institucional
Nuestro nombre
Nuestra historia
Consejo asesor
Preguntas comunes
Publicidad
Contáctenos
Sitios Amigos
Caleidoscopio
Cine
Cronoscopio
 
Páginas 1  (2)  3  4 
 

El catcher en el home está atento a recibir el lanzamiento del defensor de segunda base. El catcher abre y levanta su manopla para recibir la bola que viene de segunda base y, finalmente, siente el impacto triunfal. Cierra la manopla, el catcher, bola atrapada. El corredor que viene desde tercera base se barre hacia el home y derriba al catcher. La bola y la manopla caen al suelo después que el catcher, quien queda tendido en el suelo, bocabajo, no sé si respira. Aquí, en el estadio, nadie sabe si respira.

Todos los jugadores del banquillo están de pie. Todos los aficionados también. Señores, esto no es un out, no es bola, es más como un blackout. A mi lado está Daniel. Él no dice nada, sólo mira aterrado, contrariado, hacia el campo de juego, con las dos cejas convertidas en una sola -Así es como mira él en estos casos. Y se descuera los pellejos de los dedos.

El umpire se arrodilla, procurando ayudar al catcher, quien, tendido en el suelo, no se mueve. Va, corre, el paramédico. Va, corre, el coach.

De pronto, sólo veo los dientes grandes de Daniel, cuando habla, cuando grita, y los dientes y los ojos blanquecinos de los aficionados que nos rodean aquí en el estadio. Nos quedamos a oscuras. ¡Un apagón! ¡Se fue la luz, aquí, en pleno juego! Quedamos sólo con la noche encima y el calor de la afición confundida. Quedamos con las liebres que no vemos saltar en el campo de juego y el pobre catcher en el suelo y este silencio, este silencio.

Después de unos segundos, parpadean los paneles de faroles del estadio y otra vez estamos iluminados. ¡Llegó! -gritan unos. ¡Por fin! -gritan los otros. Y los demás: ¡Llegó la luz! ¡Qué bueno! ¡Qué susto! ¡Qué pasaría! ¿Y el catcher?

 
Páginas 1  (2)  3  4 
 
 
Consiga Las mañanas que se beben de Ambar Gómez en esta página.

 
 
Está viendo un extracto de la siguiente obra:
 
Las mañanas que se beben de Ambar Gómez   Las mañanas que se beben
de Ambar Gómez

ediciones deauno.com

Si quiere conseguirla, puede hacerlo en esta página.

 



 
(c) Copyright 1999-2025 - elaleph.com - Contenidos propiedad de elaleph.com