I
-¿Dos pavos trufados, Garrigú?..
-Sí, m¡ reverendo, dos magníficos pavos
rellenos de trufas, y puedo decirlo porque yo mismo ayudó a rellenarlos.
Parecía que el pellejo iba a reventar al asarse, tan estirado
estaba...
-¡Jesús María, y a mí que me gustan
tanto las trufas!.. Dame pronto la sobrepelliz, Garrigú... Y
¿qué más has visto en la cocina, fuera de los pavos?
-¡Oh, una porción de cosas buenas! ... Desde
mediodía no hemos hecho otra cosa que pelar faisanes, abubillas, ortegas,
gallos silvestres. Las plumas volaban por todas partes... Después,
trajeron del estanque anguilas, carpas doradas, truchas...
-¿De qué tamaño eran las truchas,
Garrigú?..