El pianista extravagante, los Lajardie, todo lo que viene después del hilo principal del laberinto dramático, está bien delineado, pero nada más.
En la representación de La Esfinge, que hemos aplaudido en el Teatro Santiago, hemos encontrado en Sarah la maestría de siempre, sobre todo, en el acto segundo, donde verdaderamente puso su entusiasmo indescriptible en todo el público.
Mr. Garnier, bastante bien en su papel. Los demás actores medianamente.