https://www.elaleph.com Vista previa del libro "El agente secreto" de Joseph Conrad | elaleph.com | ebooks | ePub y PDF
elaleph.com
Contacto    Viernes 19 de abril de 2024
  Home   Biblioteca   Editorial   Libros usados    
¡Suscríbase gratis!
Página de elaleph.com en Facebook  Cuenta de elaleph.com en Twitter  
Secciones
Taller literario
Club de Lectores
Facsímiles
Fin
Editorial
Publicar un libro
Publicar un PDF
Servicios editoriales
Comunidad
Foros
Club de lectura
Encuentros
Afiliados
¿Cómo funciona?
Institucional
Nuestro nombre
Nuestra historia
Consejo asesor
Preguntas comunes
Publicidad
Contáctenos
Sitios Amigos
Caleidoscopio
Cine
Cronoscopio
 
Páginas (1)  2  3  4  5  6 
 

Mr. Verloc, al salir por la mañana, dejaba su negocio nominalmente a cargo de su cuñado. Podía hacerlo porque había poco movimiento a cualquier hora y prácticamente ninguno antes de la noche. Mr. Verloc se preocupaba bien poco por su actividad visible y, además, era su mujer quien quedaba a cargo de su cuñado.

El negocio era pequeño y también lo era la casa. Era una de esas casas sucias, de ladrillo, de las que había gran cantidad antes de la época de reconstrucción que se abatió sobre Londres. El negocio era cuadrado, con una vidriera al frente, dividida en pequeños paneles rectangulares. Durante el día la puerta permanecía cerrada; por la noche se mantenía discreta y sospechosamente entreabierta.

En la ventana había fotografías de bailarinas más o menos desvestidas; paquetes varios envueltos como si fueran específicos medicinales, envases cerrados de papel amarillo, muy delgado, marcados con el precio de media corona en grandes cifras negras; unos cuantos números de publicaciones cómicas francesas, colgados de una cuerda como para secarse, un deslustrado recipiente de porcelana azul, una cajita de madera negra, botellas de tinta para marcar y sellos de goma; unos pocos libros con títulos que sugerían poco decoro, unos pocos números de diarios aparentemente viejos y mal impresos, con títulos como La Antorcha, El Gong: títulos vehementes. Los dos mecheros de gas, dentro de sus pantallas de vidrio, siempre tenían la llama baja, ya fuera por economía o por consideración a los clientes.

Esos clientes eran hombres muy jóvenes que vacilaban un momento cerca de la ventana antes de deslizarse adentro con rapidez; o bien hombres más maduros, cuya apariencia en general indicaba pobreza. Algunos de los de este tipo llevaban los cuellos de sus sobretodos levantados hasta los bigotes y rastros de barro en las botamangas, que tenían la apariencia de estar muy gastadas y pertenecer a pantalones muy baratos. Las piernas que iban dentro de esos pantalones tampoco parecían de mucha enjundia. Con las manos bien hundidas en los bolsillos laterales de sus sacos, se escabullían de costado, un hombro hacia adelante, como si temieran que la campanilla empezara a sonar.

La campanilla, colgada de la puerta con un alambre de acero, era difícil de evitar. Estaba rajada sin esperanza, pero de noche, al mínimo roce, sonaba con estrépito por detrás del parroquiano, con virulencia descarada.

 
Páginas (1)  2  3  4  5  6 
 
 
Consiga El agente secreto de Joseph Conrad en esta página.

 
 
 
 
Está viendo un extracto de la siguiente obra:
 
El agente secreto de Joseph Conrad   El agente secreto
de Joseph Conrad

ediciones elaleph.com

Si quiere conseguirla, puede hacerlo en esta página.
 
 
 

 



 
(c) Copyright 1999-2024 - elaleph.com - Contenidos propiedad de elaleph.com