Pero era el caso que no sabía dónde colocarse, y
así, erróneamente, se puso entre el cuadro y el espejo. El
resultado fue que, al quedar tapado, aquél no se reflejó en el
espejo. A su regreso el asno dijo:
-El gato mintió. En el agujero no había otra cosa
que un asno. No había signos de haber una cosa plana visible. Era un asno
hermoso y manso, pero nada más que un asno, y no otra cosa.
El elefante preguntó:
-¿Lo visteis bien y claramente? ¿Estuvisteis
cerca de él?
-Lo vi bien y claramente, oh Hathi, Rey de las Bestias. Estuve
tan cerca de él, que nos entrechocamos las narices.
-Esto es muy extraño -dijo el elefante-; el gato siempre
fue antes verídico, hasta donde pudimos comprobarlo. Hagamos que pruebe
otro testigo. Id, Baloo, mirad en el agujero, y volved para informarnos.
Así, pues, el oso fue a ver. Cuando volvió,
dijo:
-Tanto el gato como el asno han mentido; en el agujero no
había más que un oso.
Grande fue la sorpresa y la consternación de los
animales. Ahora todos se sentían ansiosos de comprobar por sí
mismos y de obtener la verdad. El elefante los envió a uno por vez.