El secreto de poblar reside en el arte de distribuir la
población en el país. La inmigración tiende a quedarse en los puertos, porque
allí acaba su larga navegación, allí encuentran alto salario y vida agradable.
Pero el país pierde lo que los puertos parecen ganar. Es preciso multiplicar los
puertos para distribuir la población en las costas; y para poblar el interior
que vive de la agricultura y de la industria rural, necesita América embarcar la
emigración rural de Europa, no la escoria de sus brillantes ciudades, que ni
para soldados sirve.
***
¿Por qué razón he dicho que en Sud América, gobernar es poblar,
y en qué sentido es esto una verdad incuestionable? -Porque poblar, repito, es
instruir, educar, moralizar, mejorar la raza; es enriquecer, civilizar,
fortalecer y afirmar la libertad del país, dándole la inteligencia y la
costumbre de su propio gobierno y los medios de ejercerlo.
Esto solo basta para ver que no toda población es igual a toda
población, para producir esos resultados.
Poblar es enriquecer cuando se puebla con gente inteligente en
la industria y habituada al trabajo que produce y enriquece.
Poblar es civilizar cuando se puebla con gente civilizada, es
decir, con pobladores de la Europa civilizada. Por eso he dicho en la
Constitución que el gobierno debe fomentar la inmigración europea.
Pero poblar no es civilizar, sino embrutecer, cuando se puebla
con chinos y con indios de Asia y con negros de África.
Poblar es apestar, corromper, degenerar, envenenar un país,
cuando en vez de poblarlo con la flor de la población trabajadora de Europa, se
le puebla con la basura de la Europa atrasada o menos culta.