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Don Augusto Del Río Mayor, nacido en 1810 se había casado cerca de los 30 años, en primeras nupcias con Matilde del Cerro Chico, hija de un hacendado de la provincia de Córdoba, emparentada con la familia vecina al saladero. Este matrimonio dio como resultado beneficios económicos para ambas parentelas.
No hubo para los cónyuges, sentimientos románticos, ni deseos fuertes previo al enlace, sólo existió la aceptación de lo acordado por los mayores.
Dicho acuerdo contribuyó a agrandar aún más la fortuna de la familia Del Río Mayor, asegurando el uso indiscriminado del saladero además del agregado de importante porción de tierra y ganado que recibió como dote.
Nació de esta unión un solo hijo, Santiago Del Río Mayor y Cerro Chico, siguiendo con los nombres la tradición de ambas familias.
Pocos años duró este matrimonio debido a una prolongada enfermedad de la joven madre que debilitó finalmente su salud.
Augusto del Río Mayor, casi maduro para la época, contaba entonces con algo más de 40 años, se encontró frente en una viudez temprana y con un hijo de apenas 10 años. Colaboraban en su crianza unas tías solteras y unas monjitas conocidas.
Para Augusto era una preocupación esa educación, ya que el niño denotaba caprichos y juegos poco apropiados para su edad.
Demasiado consentido, introvertido, poco afecto a la lectura y a todo lo concerniente con las tareas rurales, obligó esta circunstancia a poner escasez en los sentimientos entre padre e hijo.
Esta relación distante y proclive a la revancha del niño ponía actitudes enérgicas e intolerantes por parte del padre, pareciendo no alcanzar solución.
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