-Paquito querido, no hay en ti miga para un don Juan. No te hagas inútiles ilusiones. Es hora ya de que busques una buena niña y te cases, dejando de correr detrás de Curra. Curra se ha burlado siempre de ti, ¡y se burlará mientras viva! En todas partes se habla de tu impermeabilidad y loca obstinación. Eres el hazmerreír de círculos y clubes... En cambio, aunque calumniosamente, se supone a otros mas afortunados que tú con la dama de tus pensamientos y desvelos.
A los pocos las, hallándose en tête a tête con Curra, Jacobo se permitió aconsejarla a ella también:
-Curra - le dijo, -usted no ignora que soy el mas respetuoso de sus amigos. La aprecio a usted y soy íntimo de su marido. Por eso me creo en el deber de advertirla que corren acerca de usted historietas perversas Siendo usted una señora intachable, pienso que poco le costaría evitarlas...
Jacobo hizo una pausa, algo cortado; y Curra, con su voz más dulce, le pregunto:
-¿Cómo?
-Alentado por la blandura de Curra, Jacobo precisó sus consejos:
-Tal vez convendría que usted evitara ciertos afeites y tinturas... Sus trajes son quizás demasiado elegantes... Entre sus amigas hay un grupo de damas con quienes no debiera juntarse tan a menudo...
¡Y ese tontuelo de Paco! Sería prudente evitar sus comprometedoras asiduidades... Disculpe usted mi franqueza, Currita. Ya sabe que solo hablo por servirla... ¡Y si estoy equivocado, perdóneme también!