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Escuchó sin pestañear la lectura que con monótona y quejumbrosa voz le endilgara su amigo Simplón. Y, después de oírla, meneó doctoralmente la cabeza a uno y otro lado, diciendo:

-Como ensayo, no está mal tu cuento-poema, Juanillo. Carece de lugares comunes, y esto demuestra tu buen gusto. Pero tu prosa no está del todo escrita, y sólo queda lo que esta escrito. Para leerlo en la "Estética Nueva" y publicarlo en la "Revista Azul", lo debes trabajar más, mucho mas, ¡nunca es bastante!

Estaba presente un tercero, Aristarco López, inseparable amigo de del Laurel, también estudiante de derecho in nomine y per accidens, pero, en cuerpo y alma, todo un cronista "sportivo" de un diario popular. Compadecido del escaso éxito de Simplón, dióle sus consejos:

-Mira, Juanillo, tu cuento es oscuro y distinguido. Tiene sin duda el mérito de palabrotas terribles. Apenas he comprendido yo el cinco por ciento de las que usas. Pero le faltan ingredientes modernistas, sensaciónes modernistas, en lo que diríamos su argumento, si es que lo tiene y puede tenerlo. Nos hablas de una princesa bella y sin embargo desgraciada...

Eso es ya un ingrediente, mas no basta, no basta. Necesita cuatro o cinco más. Toma un lápiz y apunta los que te voy a dictar. Son los más socorridos y me los sé de memoria.

Tomo un lápiz Juanillo, y púsose apuntar dócilmente en su cartera cuanto le dictaba Aristarco...

-Primero -dijole este, -pon una theoría de vírgenes que arrastran sus túnicas de lino a la sombra del laurel-rosa, cada una con un lirio en la mano. (Fíjate que la palabra "theoría" es con h, y significa un desfile de dos en dos, ¡no vayas a ponerla sin h, como si se tratara de la teoría de Savigny sobre la posesión!)

"Segundo, un lago verdinegro donde nadan amorosamente dos cisnes, a la luz del plenilunio, (no vayas a llamar al cisne "amante de Leda", porque la mitología está muy gastada; es siempre un lugar común.)"

"Tercero, un albatros que vuela serenamente sobre la tormenta la tormenta del Océano, (esto es siempre de hermoso efecto, por el contraste entre la serenidad del ave y el movimiento de las olas.)"

"Cuarto, un cementerio gótico abandonado hasta por las ánimas en pena; un campo de asfodelos, y también de iris blancos y lises rojos que crecen en idílica Harmonía. (No te olvides de escribir "Harmonía", con H, y mayúscula. En general, donde quiera que puedas colocar una h y una mayúscula, colócalas, como en "Harmonía", "Theoria", "Helena", "Martha"... ¡Nada más "fashionable!" )

 
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El canto del cisne de Carlos Octavio Bunge   El canto del cisne
de Carlos Octavio Bunge

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