https://www.elaleph.com Vista previa del libro "El Ruiseñor" de Hans Christian Andersen (página 3) | elaleph.com | ebooks | ePub y PDF
elaleph.com
Contacto    Jueves 01 de mayo de 2025
  Home   Biblioteca   Editorial      
¡Suscríbase gratis!
Página de elaleph.com en Facebook  Cuenta de elaleph.com en Twitter  
Secciones
Taller literario
Club de Lectores
Facsímiles
Fin
Editorial
Publicar un libro
Publicar un PDF
Servicios editoriales
Comunidad
Foros
Club de lectura
Encuentros
Afiliados
¿Cómo funciona?
Institucional
Nuestro nombre
Nuestra historia
Consejo asesor
Preguntas comunes
Publicidad
Contáctenos
Sitios Amigos
Caleidoscopio
Cine
Cronoscopio
 
Páginas 1  2  (3)  4  5  6  7  8  9  10  11  12  13  14 
 

-Yo no lo he oído mencionar hasta ahora -dijo el gentilhombre de servicio-. Lo buscaré y lo encontraré.

Pero, ¿dónde encontrarlo? El gentilhombre de servicio corrió escaleras arriba, escaleras abajo, entró y salió de todas las salas; pasó por cuanto corredor y pasillo había. Ninguna de todas las personas con quienes se cruzó había oído hablar jamás de aquel ave. El gentilhombre volvió a presencia del Emperador e informó que aquello no podía ser sino un mito, inventado por los autores de libros.

-Su Majestad Imperial no puede creer todo lo que se escribe. Los libros son muchas veces meras invenciones, aunque no pertenezcan a eso que llamamos el arte negro.

-Pero el libro que yo leí me fue enviado por el poderoso Emperador del Japón, y por tanto no puede ser falso. Quiero oír a ese ruiseñor. Insisto en que me lo traigan esta noche. De lo contrario haré pisotear a toda la corte después de la cena.

-¡Tsing-pe! -respondió el gentilhombre de servicio, y salió corriendo otra vez, escaleras arriba, escaleras abajo; entrando y saliendo de todas las salas, y pasando por cuanto corredor y pasillo había. Y media corte corría a la par de él, pues nadie quería ser pisoteado. Todos hacían preguntas acerca del ruiseñor, al cual conocía todo el mundo exterior pero nadie en palacio.

Por último dieron con una pobre doncellita de la cocina, que respondió:

-¡Oh, cielos! ¿El ruiseñor? Lo conozco muy bien. Sí que canta en verdad. Todas las noches se me permite llevar un poco de carne picada a mi pobre madre enferma que vive allá cerca de la playa. A mi regreso, cuando estoy muy cansada, suelo descansar un rato en el bosque, y entonces oigo al ruiseñor. Y su canto me arranca lágrimas; es casi como si mi madre estuviera besándome.

 
Páginas 1  2  (3)  4  5  6  7  8  9  10  11  12  13  14 
 
 
Consiga El Ruiseñor de Hans Christian Andersen en esta página.

 
 
 
 
Está viendo un extracto de la siguiente obra:
 
El Ruiseñor de Hans Christian Andersen   El Ruiseñor
de Hans Christian Andersen

ediciones elaleph.com

Si quiere conseguirla, puede hacerlo en esta página.
 
 
 

 



 
(c) Copyright 1999-2025 - elaleph.com - Contenidos propiedad de elaleph.com