Pero no era esta la intención típica del historiador del
ochocientos que inspiraba a los nuestros. Francois Guizot o Lord Macaulay por
ejemplo, que de un modo u otro reclamaron en Francia o en Inglaterra la herencia
de Gibbon, no volcaban solamente en la historia el talento narrativo para
revelar el pasado y las técnicas de un precioso oficio artesanal, sino la
experiencia de una trayectoria de legisladores y gobernantes irrevocablemente
comprometida con la acción política. Para ellos, la política era, al mismo
tiempo, vida histórica y vida presente. Como ha dicho Trevor-Roper, refiriéndose
a Macaulay, en esta clase de personajes latía la idea de que "los mejores
políticos eran aquellos que han estudiado historia y los mejores historiadores
aquellos que han tomado parte en la política".
En la tradición republicana argentina este fue uno de los tipos
históricos predominantes. Intelectuales y políticos, la vocación del hombre de
estado rozó en algunos actores la plenitud y en otros rondó en torno al fracaso.
Es posible que las biografías de Sarmiento y Alberdi corran, en aquellos años,
en paralelo con las de Mitre y V. F. López. Sarmiento y Mitre en el centro de la
vida política nacional; Alberdi y V. F. López en una situación según ellos mucho
más distante y marginal. En todo caso, si observamos el aspecto intelectual de
esas trayectorias y el trajín de las ideas en diálogo con el contorno universal,
advertiremos que cada una de estas biografías tomó para sí una parte
significativa del argumento de la revolución: Alberdi y Sarmiento exploraron los
enigmas de la sociedad y extrajeron del pasado las piezas necesarias para
ilustrar proyectos institucionales o una visión de la legitimidad republicana;
Mitre y V. F. López recorrieron el camino inverso y volcaron el saber
institucional o sociológico en una empresa historiográfica que narraba las
vicisitudes de la revolución según una secuencia cronológica.
Lo que a primera vista sobresale en la obra de Mitre y V. F.
López es el diseño de un proceso histórico, o mejor, el atento ejercicio de un
confidente del pasado para descubrir en los acontecimientos revolucionarios un
hilo conductor. Esta genuina vocación por la historia venía de muy lejos pues la
vida entera de Mitre y V. F. López cabalga sobre ambas dimensiones de la
condición humana. Distintos y a la vez contenidos en la acción política que
quería levantar en la Argentina una legitimidad republicana, el pasado y el
presente representa en ellos un papel complejo.