La obra presenta un fresco bastante divertido de la vida en los
últimos años del siglo XVII y el primer cuarto del siglo XVIII en
Alemania. La figura de Bach y otros personajes famosos está pintada con
sensibilidad y humor, además del rigor histórico. Los referidos a
Renate /Anna Magdalena no lo son, con excepción de las fechas de
nacimiento y matrimonio.
Las constancias históricas
respecto de Anna Magdalena Wilke son muy escasas, lo que indujo a la autora a
imaginar las razones por las que esa joven de veinte años se casó
con un viudo de treinta y seis, sin título ni fortuna.
Los destellos de la música de
Bach no se han apagado en los más de dos siglos y medio desde que fueron
creados. Siguen permitiéndonos la visión de horizontes a los que,
tal vez, no hubiéramos accedido sin su ayuda.
Es que Johann Sebastian, ese
huérfano paupérrimo, que no tuvo más maestros de
música que su padre y su hermano, que no tuvo otro apoyo que su talento,
su capacidad de esfuerzo y su deseo de aprender y comprender, llegó con
sus composiciones, a las cumbres más altas de la
espiritualidad.