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Descripción del libro "Siete aventuras de Raffles"
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Esta publicación de algunos cuentos de Hornung sobre Raffles, corresponde a los primeros cuentos publicados por el autor. En estass historias, tanto como en las sucesivas, el personaje central, Raffles, tiene un seguidor llamado Bunny, al mejor estilo Sherlock Holmes. Pero es sólo en el carácter detestivesco y en la dupla donde coinciden, ya que en cuanto a la definición de los personajes son totalmente opuestos.
No cabe duda de que Hornung, sea cual fuere su propósito, estaba llamado a realizar algo muy distinto del modelo utilizado en su época. Lo que más nos atrae en sus cuentos no es el encadenamiento de pistas que conduce a resolver un misterio, ya que éste en realidad no existe; el narrador -y por ende, el lector- ignora en cada caso los planes de Raffles, pero la tarea del protagonista no consiste en descifrar enigmas sino en observar las posibilidades más favorables para llevar a cabo su acción depredadora. Raffles, por lo contrario, tiene opiniones sobre arte y literatura, sobre la sociedad y la distribución de la riqueza. Sus actos no responden a un mecanismo de relojería montado para la exclusiva interpretación de datos sino que se encaminan a la minuciosa evaluación de personas.
Raffles y Bunny son parias de la alta clase media que han perdido los privilegios de casta en razón de su inconducta. Si hubieran sido aristócratas, como su adversario Lord Ernest Belville, habrían estado a salvo de toda sospecha o amenaza; pero, según puntualiza el mismo Raffles, no son recibidos por la buena sociedad como sus iguales, sino meramente como integrantes de un sector periférico que es admisible en virtud de una excelente educación y de ciertos méritos relevantes. La falta de medios para mantener el nivel de vida a que estaba habituado por su educación obligó a Raffles a buscar en el delito una fuente de recursos. Los riesgos de una actividad ilegal practicada en la clandestinidad se convirtieron en la única alternativa posible al ostracismo. Para residir en el Albany, para inscribir en la tarjeta de visita el nombre de un club distinguido, inclusive para seguir destacándose en el cricket, resultaba indispensable un ingreso adecuado. Además, Raffles es un bon vivant; una de sus mayores virtudes es la moderación, pero la calidad es su exigencia obligada en materia de comidas y bebidas. El robo se tiene que ejercitar con la misma distinción con que se participa en una cacería del zorro o en una competencia de tenis. Lo contrario supondría perder el respeto que uno se debe a sí mismo. Raffles es un ardiente defensor del establishment, del orden constituido. Es un conformista que no trata de cuestionar el sistema sino de obtener sus beneficios en la medida de lo posible. Por añadidura, es fervorosamente inglés y piensa que su patria es la mejor nación del mundo. Además, con extremada frecuencia las aventuras de Raffles exhiben una sintomática opinión xenofóbica. Por supuesto, la ambigüedad de la conducta precipita a Raffles en un callejón sin salida. En el último cuento que Hornung dedicó a su personaje, éste muere heróicamente peleando por su país en la guerra anglo-bóer, con lo cual -según los preceptos de la buena sociedad- se rehabilita por completo de sus acciones poco respetables.
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