Este cuento yo no lo vi; pero creo que lo soñé.
¡Qué cosas ven los ojos cuando están cerrados! Parece
imposible que tengamos tanta gente y tantas cosas dentro... porque, cuando los
párpados caen, la mirada, como una señora que cierra su
balcón, entra a ver lo que hay en su casa. Pues bien, esta casa
mía, esta casa de la señora mirada que yo tengo, o que me tiene,
es un palacio, es una quinta, es una ciudad, es un mundo, es el universo...,
pero un universo en el que siempre están presentes el presente, el pasado
y el futuro. A juzgar por lo que miro cuando duermo, pienso para mí, y
hasta para ustedes, mis lectores: "¡Jesús! ¡Qué
de cosas han de ver los ciegos!" Ésos que siempre están
dormidos ¿qué verán? El amor es ciego, según
cuentan. Y el amor es el único que ve a Dios.
¿De quién es la leyenda de Rip-Rip? Entiendo que
la recogió Washington Irving, para darle forma literaria en alguno de sus
libros. Sé que hay una ópera cómica con el propio
título y con el mismo argumento. Pero no he leído el cuento del
novelador e historiador norteamericano ni he oído la ópera, pero
he visto a Rip-Rip.
Si no fuera pecaminosa la suposición, diría yo
que Rip-Rip ha de haber sido hijo del monje Alefo. Este monje era alemán,
cachazudo, flemático y hasta presumo que algo sordo: pasó cien
años, sin sentirlos, oyendo el canto de un pájaro. Rip-Rip fue
más yanqui, menos aficionado a músicas y más bebedor de
whiskey: durmió durante muchos años.