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ediciones
Editora y distribuidora del Plata
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Edición:
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1947
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Tomos:
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1
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Medidas:
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18,6 x 25,6 cm
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Estado:
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Bueno
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Género:
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Novela - Clasicos
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Peso:
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850 gramos
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Reseña del libro
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* Los importes están expresados en dólares estadounidenses. Política de Devoluciones.
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Descripción del libro usado "Un poblador de las pampas"
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Es este un libro de inmenso valor informativo en lo que respecta al pasado rural argentino y en el que la probidad y agudo espíritu de investigador de que nos ha dado ya repetidas muestras Justo P. Sáenz (Hijo) -Su traductor y comentarista- logran destacarse plenamente Su texto lo constituyen las memorias de un distinguido caballero inglés, Richard Arthur Seymour, escritas en el año 1869; quien, luego de intentar su suerte como estanciero en Gualeguaychú, donde llegara cuatro años antes, se instaló en un campo de diez mil hectáreas, distante unos setenta kilómetros del S. E. de la actual ciudad de Bell Ville. El lector de la presente obra se enterara defalladamente de todas las vicisitudes -muchas de ellas rayadas en la tragedia- que tuvieron que afrontar aquellos valientes "Pioneers" del desierto durante su permanencia en el lugar, las mas motivadas por los ataques de los Indios Ranqueles, próximos a cuya frontera vivían. Se verá, también, cuánto pudo el afán sibilizador de éstos y otros británicos, casi todos ex militares y segundones de Alcurña, que edificaron en tal salvajes llanuras casas de material, plantaron huertas y arboledas, introdujeron el arado a vapor, lo mismo que sementales de raza y sembraron papas, lino y trigo, siempre con el fusil en la mano y la vida pendiendo, muchas veces de su punteria o el "parejero" que montaban Las 620 notas de pie de página, que lo integran, puesta por Justo P. Sáenz (Hijo) y fruto, las más de ellas, de sus prolijas y novedosas búsquedas, en diarios y archivos de la época, documentan en unos casos y amplian en otros, lo que dice el autor confiriendo a un poblador de las pampas un carácter analítico, nunca alcanzado -la verdad sea dicha- en publicaciones de esta índole Con sus notables dibujos, Eleonoro Marenco ha sabido de manera fiel el espíritu que anima la obra de Seymour.
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