Conrad sugiere que el mundo descansa sobre algunas pocas y simples ideas, sobre todo la idea de la fidelidad. Sin embargo, en sus mejores obras, como la que presentamos, da cuenta de complejos problemas éticos y de la profundidad de fuerzas elementales de tipo psicológico, frente a las cuales aquellas pocas y simples ideas del código de un marino, quedan más bien como frágiles soportes. Dos imágenes recurrentes ilustran el conflicto principal: el timonel y la oscuridad, pero la oscuridad no está sólo delante del timonel, sino dentro de él, obsesionando su derrota y tanteando su incierto futuro. Borges nos dice a propósito de esta obra: "El escrito es admirable y fluye con delicada maestría".
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