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ediciones
Pomaire
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Edición:
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Primera Edición - 1978
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Tomos:
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1
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ISBN:
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8428602697
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Medidas:
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15,2 x 22,5 cm
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Estado:
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Muy Bueno
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Género:
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Biografias
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Peso:
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600 gramos
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Reseña del libro
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* Los importes están expresados en dólares estadounidenses. Política de Devoluciones.
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Otros libros en la misma sección
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Descripción del libro usado "Retrato de un escritor"
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Al frente de este libro, a la vez teórico e histórico, de Guillermo Díaz-Plaja, vienen bien unas palabras de crítica o semblanza. El autor no las necesita, ya que es uno de los escritores españoles de más relieve y personalidad. Catalán, español, con el dominio de sus dos lenguas, la nativa y la castellana, viene a ser, según ya dije hace muchos años, como un nuevo Eugenio D''Ors de la generación de 1927, siendo de los más jóvenes de ésta, ya que nace en Manresa, Barcelona, en el año 1909. Escritor bilingüe, aparecer en el sector de Cataluña entre una gran floración de poesías nativa y prosa artística, y se forma en un momento propicio a la integración total hispana. Levantino, mediterráneo, como d''Ors, acreditó el temblor de su mar y sus costas en un bello libro de viajes, de plena juventud, escrito en su lengua materna. Su obra principal y más extensa está en castellano, y revela a la vez el erudito, al creador -ensayo y lírica-, al divulgador, al pedagogo y al teórico y crítico. Los libros de prosa fragmentada son como el nuevo "glosario" de una investigación y visión amplias y universales. Desde muy joven dejó una extensa obra desparramada en diarios y revistas de Madrid, en que luce, junto el documento crítico, el ágil escritor de galas decorativas. Su libro incipiente sobre Rubén Darío, acredita su dicción creadora, su mirada a todo el mundo hispano, y el culto en que nos formamos todos los de su generación. Díaz-Plaja fue, desde su comienzo, un ensayista a la vez sólido y brillante, y se fijó lo mismo en temas del Romanticismo y el Barroco que en los valores intensos de la entonces "nueva literatura". La ficha histórica y el panorama crítico se unían en cada obra, en cada ensayo, en cada historia literaria o preceptística. Pero queda el aspecto de Díaz Plaja como poeta. Su fina sensibilidad se reveló en su Primer cuaderno de sonetos, "Colección Isla" 1941, que encierra estructuras, para lo plástico y lo ágil reunidos. En su poema Vencedor de mi muerte (1953), su peculiar dominio de las formas clásicas se une a la viva emotividad, que muchas veces parece cerrada y oculta pero que "mana y corre" por dentro. Las composiciones en metro libre dejan la evasión en su pleno vuelo. No falta el soneto acabado o la fusión de lo intelectual y lo candoroso, en sus cantares infantiles, en los que parece unirse un villancico de Góngora a la maestría elaborada de un Paul Valéry, un Carles Riba o un Guillén castellano.
Ángel Valbuena.
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