Los campos del honor, la primera novela de Jean Rouaud, "una de las más súbitas y más sorprendentes revelaciones de la década", según Le Nouvel Observateur, obtuvo el premio Goncourt y la unamnimidad de la crítica.
Tres muertos en el cuerso de un mismo invierno -el padre, el abuelo y la tía abuela del narrador - abren las puertas al abismo de la memoria. Y cada muerte hace que reaparezcan antiguos objetos familiares abandonados en el trastero, objetos insólitos que reenvían a un pasado olvidado. Como los antiguos naturalistas, que con unas pocas vértebras de dinosaurio reconstruían el animal entero, el narrador de Los campos del honor reconstruye el entramado de varias generaciones.
El relato avanza con la imprevisibilidad y la fascinación de una estructura de rompecabezas y se presenta un misterio, como si al montar la escena de repente nos encontráramos con una pieza de más, un enigma familiar que sólo podrá desvelar la estremecida e intensa reconstrucción de un puñado de vidas.
Los recuerdos familiares, tristes y alegres, relatados con humor deslumbrante, con irónica ternura, se adentran sin perderse - diluidos apenas - en las tinieblas de una tragedia histórica: la de esos "campos del honor" de la Primera Guerra Mundial donde, como escribiera Malraux, "con los primeros gases mortales Satán reapareció en el mundo... la jornada convulsiva en la que la humanidad adquirió la forma de la demencia".
"Siempre es conmovedor el nacimiento de un escritor que no debe nada a la smodas, ni a las técnicas de marketing, ni a la frenética carrera de los premios... Un escritor que escribe porque tiene algo que decir, y lo dice con una escritura muy elaborada pero limpida, ágil, elegante." (Francoise Giroud, Le Journal du Dimanche).
"Sin ninguna duda, un libro excepcional. Humor, riqueza del material argumental, perfecto dominio de la estructura, una escritura potente, profundidad de campo. Un libro absolutamente logrado." (Jean-Claude Lebrun, Révolution).
"Es uno de los escasos, muy escasos libros que consiguen una convicción inmediata; una convicción que uno arde en deseos de compartir." (Patrick Kéchichian, Le Monde).
"Humano, profundo, conmovedor y divertido, colma todas las expectativas del lector." (J.-C. Bologne, Le Magazine Littéraire)
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