La llamada generación del ochenta representa, en el proceso de la literatura argentina, una etapa de renovación y de avance, ligada a la transformación general que vive el país. El nombre de Lucio Vicente López y el de su novela son, para esta generación, particularmente indicativos: el del autor porque culmina, renovándola, una tradición familiar de la que participan su abuelo, autor de la letra del Himno Nacional, y su padre, el renombrado historiador Vicente Fidel López; y el de la novela, porque alude a un Buenos Aires ya sumergido en el pasado: esa gran aldea que con su vida cotidiana, sus personajes típicos y sus problemas políticos, se levanta en sus páginas con toda la vivacidad y frescura de un cuadro de costumbres. La evocación del protagonista desde los días de la niñez hasta el presente del adulto, marca un transcurso que se corresponde con los cambios de la ciudad de Buenos Aires, tanto en su ámbito físico como en sus modos de vida que, en la perspectiva de Lucio V. López, se convierten en signos inquietantes.
Ir al inicio
|