Sigmund Freud hizo descansar en gran medida la validez de la teoría psicoanalítica y la eficacia de su práctica terapéutica sobre la coherencia y el rigor de sus propias conceptualizaciones; en su opinión, los experimentos no podían ni confirmar ni invalidar sus hipótesis, dado que la abundancia de observaciones fiables sobre las que se basaban las hacían independientes de verificaciones de laboratorio.
Sin embargo, no faltan psicólogos que han intentado someter al contraste con los hechos esas audaces y complejas concepciones. El estudio experimental de las teorías freudianas, reúne veintiún trabajos, realizados con ese propósito en la década de los 50 y de los 60 y en principio favorables a las concepciones psicoanáliticas, agrupados en seis apartados: desarrollo psicosexual; el complejo Edipo y el complejo de castración; la represión; el humor y el simbolismo; los fenómenos psicosomáticos; y la neurosis, la psicosis y la psicoterapia. Cada monografía es seguida de un comentario que plantea cuestiones referentes al tratamiento estadístico, las garantías con las que se realizó cada experimento y las interpretaciones alternativas.
Hans J. Eysenck y Glenn D. Wilson, además de esa glosa y de la ordenación del volumen, señalan en el prólogo, la introducción y el epílogo, sus opiniones críticas respecto al balance global de la operación de contrastar con los hechos las teorías freudianas e invitan al psicoanálisis a someterse al proceso crítico de verificación experimental y a aceptar sus resultados.
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