El nacimiento de una gran historia
Así pasaron tres meses más, los últimos para llegar al término de su
embarazo. Llegó por fin el gran día de dar a luz a su bebé. Fue un varón grande
y fuerte, de piel blanca y ojos verde claro. Se parecía a su hermosa madre en
algunos aspectos. Sin embargo, el destino de ese niño era otro, porque era fruto
de una violación. Él no tenía ninguna culpa de lo ocurrido y no imaginaba lo que
le esperaba. Su madre no lo quería porque al verlo, recordaba todo lo que a ella
le había pasado aquella fatídica tarde.
Saúl era un niño alegre, risueño y simpático pero él no se daba cuenta que su
madre no le daba amor ni cariño. No percibía esto conscientemente porque aún era
un bebé de meses. La mujer se fue a un pueblo lejano del que vivía para que
nadie la conociera ni la viera con su hijo y la señalara con el dedo como la
mujer que tuvo a un hijo sin padre. Ella ya se avergonzaba de su propio hijo y
de su situación y no deseaba sumar humillaciones de afuera. Se alejó de todos,
incluso de sus padres. No volvió a saber más de su familia y no buscó el
contacto, porque no quería que la criticaran y la siguieran humillando.
Llegó a un restaurante a pedir trabajo, se presentó cargando a su hijo Saúl
dentro de una caja de fruta porque no tenía donde acostarlo, y los dueños, al
verla en esta condición y sufriendo tanto, le dieron el puesto.
Pasó un mes y la hermosa mujer trabajaba de mesera. Se la veía tan bella
haciendo su labor, que le llovían las propinas de los clientes y admiradores que
al verla tan hermosa le preguntaban si era soltera. Ella respondía que sí, pero
que tenía un hijo. Sin embargo, a esos hombres no le interesaba que ella tuviera
un hijo, así como a la mujer tampoco le interesaban las propuestas de esos
caballeros ya que no podía olvidar aquel pasado tan horrible que la perseguía
con el recuerdo del hombre que la había violado.
La hermosa mujer pensaba que todos los hombres eran iguales, que al tocar a
una mujer la destruyen, haciendo con ella lo que se les antoja para dejarla
luego llena de culpa y vergüenza. Ella tenía tanto rencor por lo que le tocó
vivir, que su corazón se enfrió aunque la vida siguió su curso. Era joven y
hermosa y tenía mucho por vivir. La tristeza más grande la sufría el pequeño
Saúl y la sufrirá por el resto de su vida porque la frialdad de una madre es
algo que se sufre, es una sensación que el niño ya siente desde que está en su
seno.