Estación de la bruma y la dulce abundancia,
gran amiga del sol que todo lo madura,
tú que con él planeas cómo dar carga y
gozo
de frutos a la vid, bajo el pajizo alero;
cómo doblar los árboles musgosos de las
chozas,
con peso de manzanas, y sazonar los frutos.
y henchir la calabaza y rellenar de un dulce
grano las avellanas: cómo abrir más y más
flores tardías para las abejas, y en tanto
crean ya que los cálidos días no acaban nunca,
pues les colmó el estío sus pegajosas celdas.
¿Quién, entre tu abundancia, no te ha visto a
menudo?
A veces, el que busque fuera, podrá encontrarte
sentado en un granero, en el suelo, al descuido,