René Descartes nació el 31 de marzo de 1596 en La Haye, en la Turena
francesa, y murió en Estocolmo el 11 de febrero de 1650. A la edad de ocho años
fue enviado a una escuela jesuítica, cuya disciplina y educación siempre
destacaba. A causa de su salud delicada, le permitían permanecer hasta tarde en
cama, costumbre que conservó durante toda su vida e incluso, en una visita a
Pascal en 1647, la mencionó como principal benefactora para el buen estudio de
la matemática.
Al dejar la escuela en 1612 Descartes fue a París y una vez allí, por medio
de los jesuitas, renovó su contacto con Mersenne, con quien consagró dos años al
estudio de la matemática. En ese entonces, un hombre de buena posición social y
económica entraba normalmente en el ejército o en la iglesia. Descartes optó por
la primera opción y gracias a ello conoció a Isaac Beeckman, con quien trabó una
calurosa amistad. Si bien el espíritu bélico no era compatible con él, pero la
influencia de su familia y la tradición, lo llevarían a permanecer en esta
actividad muchos años más. Sin embargo, ocupaba su ocio en estudios
matemáticos.
Hacia 1626 se estableció en París donde se dedicó a la construcción de
elementos ópticos hasta 1629, cuando influenciado por el Cardenal de Berulle
viaja a Holanda y escribe para el periódico Le Monde una teoría física del
universo, pero convencido de que ello le podría significar una enemistad con la
iglesia, decide finalmente abandonar la idea y recién se publicaría en 1664. Se
dedicó entonces a componer un tratado de ciencia universal que finalmente fue
publicado junto a dos apéndices en 1637. En 1641 publicó otro trabajo llamado
Meditationes que trataba su posición en la filosofía. Luego, en 1644,
publica su Principia Philosophiae, dedicado esencialmente a la física,
en especial a las leyes de movimiento. En 1647 recibió una pensión de la corte
francesa en honor a sus descubrimientos, y dos años mas tarde viajó a Suecia
-por invitación de la Reina- donde finalmente murió a causa de una inflamación
en los pulmones.
Sin duda, la principal contribución de Descartes para con la ciencia
matemática, fue su visión de que un punto cualquiera del plano geométrico podía
representarse por medio de un par ordenado (x,y) -llamadas luego, en
honor a él "coordenadas cartesianas"- que en definitiva representaban la
distancia perpendicular desde los ejes del sistema hasta dicho punto. Esto fue
el principal conector entre el lenguaje geométrico, casi experimental, y el
lenguaje algebraico, ya que permitió relacionar una ecuación con una curva (en
el plano geométrico) formada por todos los puntos cuyas coordenadas (x,y) fueran
soluciones de la ecuación.
Asimismo, Descartes prestó especial atención a la teoría de las tangentes a
las curvas y fue quien definió la recta tangente como una posición límite de la
recta secante
En uno de sus libros, llamado Geometríe, Descartes expone un
análisis del álgebra general sentando las bases de un idioma que luego
resultaría universal. Es allí donde por primera vez denota con las primeras
letras del alfabeto aquellas cantidades conocidas , y con las últimas las
cantidades desconocidas, notación que ha prevalecido hasta la
actualidad.