G E N E S I S
Aparentemente, desde el principio de los tiempos, existe en el
universo una ley, ancestral y suprema, que rige para todas las especies. Reza
esta ley, que todos los seres vivos deben reproducirse si mismos y expandir su
especie. Con mayor razón para aquellas ya dotadas de inteligencia. Entre estas
últimas se encuentra la especie Homo-Sapiens.
Cuando en el amanecer de la Tierra,
la gran astronave "GARUDA", perteneciente a la flota de una inmensa Federación
Estelar, llegó al sistema de la estrella "SOL", los científicos descubrieron que
su tercer planeta; una hermosa esfera azul salpicada de nubes, estaba plagada de
vida. Vida animal, en la que no existía la mínima chispa de inteligencia, y
viendo que este era un mundo ideal para el desarrollo de la especie humana; sin
invadirlo, resolvieron poblarlo con seres nativos; pero ya dotados de la
facultad de pensar y asimilar experiencias; ellos serían los primeros
antepasados de una nueva especie, los "Homo Sapiens".
Dentro de las especies autóctonas, había
muchas razas de homínidos y entre estos, algunos que ya caminaban erguidos y
fisiológicamente eran muy parecidos a los humanos que pululaban en las
estrellas.
De entre aquellos salvajes homínidos, los visitantes seleccionaron
a 100 ejemplares hembras, de las más perfectas y desde el punto de vista
estético, las más aceptables.
Con ellas, pusieron en marcha un nuevo proyecto científico que, de
resultar cumpliría con la ley de expansión de la especie.
Experimentando en la cadena genética de las elegidas, lograron que
estas quedaran embarazadas de nuevos seres, "a imagen y semejanza" de los
hombres venidos desde el cielo. Cumplido este primer paso, partieron nuevamente
hacia el espacio, confiando en que el tiempo y la naturaleza actuaran.
Quinientos años más tarde, con la misión de investigar los
resultados de aquel, cinco veces centenario experimento, llegó otra nave. Tras
estudiar los resultados obtenidos, el cuerpo de oficiales científicos, constató que los cambios fisiológicos logrados
fueron óptimos, los descendientes de aquellos nuevos seres nacidos de las
seleccionadas homínidas, ya se encuadraban en la categoría de la especie "Homo
Sapiens". Una latente inteligencia se vislumbraba en sus ojos, acciones y
comportamientos.