Participando de características propias de la novela gótica, la crónica medieval, la novela policial, el relato ideológico en clave y la alegoría narrativa, El nombre de la rosa ofrece distintos puntos de interés: primero, una rama apasionante y constelada de golpes de efecto, que narra las actividades detectivescas de Guillermo de Baskerville para esclarecer los crímenes de una abadía benedictina; segundo, la reconstrucción portentosa de una época especialmente conflictiva, reconstrucción que no se para en lo exterior, sino que se centra en las formas de pensar y de sentir del siglo XIV; y tercero, el modo en que Umberto Eco el teórico, Umberto Eco el ensayista, ha construido su primera novela, escrita -nos dice- por haber descubierto, en edad madura, «aquello» sobre lo cual no se puede teorizar, aquello que hay que narrar.
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