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El hijo de Lagardere de Paul Feval
ediciones
Tor
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Tomos:
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1
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Medidas:
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12,5 x 18,5 cm
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Estado:
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Bueno
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Género:
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Cuentos - Cortos
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Peso:
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400 gramos
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Reseña del libro
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* Los importes están expresados en dólares estadounidenses. Política de Devoluciones.
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Descripción del libro usado "El hijo de Lagardere"
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El Hijo de Lagardère, quien retoma la saga es asimismo hijo del creador original. Un hecho notable. Para los freudianos que se están arremangando, les diré que tienen razones para alegrarse. Féval hijo explica los últimos instantes y circunstancias de la heroica muerte de Enrique de Lagardère, por ejemplo. El resto del análisis psicoanalítico se lo dejaré a ellos.
El caso es que Enrique de Lagardère dejó descendencia en forma de un hijo de tres años, que presuntamente murió o fue asesinado, aunque es más que posible que en realidad, y por motivos que quedarán claros, fuera sustituido in articulo mortis y hecho desaparecer, y que sea, justamente, el sargento "Bella-Espada" que aparece desde las primeras páginas del libro. Dejémonos de cuentos, la sutileza no es precisamente el terreno del folletín.
En cambio, lo que constituye su medio es el suspense periódico, el melodrama, la acción y la resolución final del misterio. Final y feliz, por supuesto. Suelen ser reglas que se siguen y es necesario que el lector se sitúe en ellas, así como se sitúa en otras en la contemplación de, por ejemplo, una película de dibujos animados.
Y funcionan en esta novela, como funcionaban en la de su padre. Si quieren un resumen argumental les doy uno somero: Bella-Espada es Felipe, el hijo de Lagardère y está siendo perseguido por uno de los antiguos enemigos de su padre, persecución que se extiende a su madre, a la que no conoce. En una serie de trampas y peligros, que sólo podrán ser desbaratados en el último momento y con la ayuda de los viejos camaradas de Enrique de Lagardère, Felipe encontrará su familia, su posición y el amor después de múltiples peligros y de culminar (o no) la venganza sobre el asesino de su padre.
Si les parece simplista, en efecto, lo es. Pero ¿y lo que se disfruta leyéndolo? Hay folletines y folletines. He leído, por puro completismo, algunos de los más caducos e infectos. De los que no funcionan, vaya. Pero este Hijo de Lagardère funciona. Y Paul Féval hijo no desmereció en nada a su padre.
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