Hay una cierta propensión en el espíritu humano a considerar que el momento que vivimos es particularmente importante y hasta excepcional, lo cual, por lo común, no es cierto; pero creo que la realidad argentina de hoy reviste efectivamente características tan especiales que permiten considerarla como un verdadero punto crítico.
De él saldremos, para bien o para mal, a raíz de las elecciones de 1989: en ellas se juega el destino del país por muchos años.
Fui invitado a resumir en un libro las ideas fundamentales que he venido sosteniendo a lo largo de más de treinta años, considerando que ello era útil en atención al muy particular y crítico momento político y económico que vive el país.
Me interesó la propuesta, pero juzgué que, sin prejuicio de referirme a esas ideas, era más interesante y práctico reunirlas orgánicamente bajo la forma de unas bases para un programa de gobierno 1989-1995.
El público está sin duda más interesado en propuestas concretas y válidas para salir de la crisis presente y reencauzar el país que en una revisión de hechos del pasado.
Por otra parte, la campaña electoral exige que los partidos políticos expongan ante la opinión pública planes y programas claros y definidos, que sirvan a la ciudadanía para orientarse.
El objetivo fundamental del programa de gobierno tal como lo concebimos, consiste precisamente en establecer un sistema económico y social capaz de producir abundancia y bienestar, dentro de un orden democrático en el cual se respeten plenamente las libertades individuales, incluso las económicas, y los derechos humanos.
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