Desde luego,
también para los librepensadores la ilusión de no tener que vivir más puede
parecer placentera, o por lo menos un gran alivio en ciertas circunstancias. Sócrates dijo: 'Nadie
conoce la muerte. Y nadie sabe si no es el mayor regalo para los humanos'.
El autor Romain Gary incluso hablaba de la dispensa de la
vida.
Existe una diferencia
fundamental entre estar muerto y morir. Por lo general, nuestro anhelo de la
muerte significa que deseamos estar muertos pero al mismo tiempo queremos evitar
el morir, pues tenemos razón con temer este acontecimiento.
Ya en una edad muy joven sentimos la necesidad de manejar
el conflicto entre las dos fuerzas elementales en cuestión, y la depresión
fundamental se puede ver como un compromiso infantil entre 'no me mato' y
'no quiero vivir'. El compromiso puede ser la decisión de 'no vivir de
verdad'. Cuanto mayor es el anhelo de la muerte, mayor tiene que ser el grado de
la depresión, de la pasividad, para proteger así la vida.