Mario sintió una nueva arcada. El señor Mirón forzando una sonrisa
lo observó fijamente.
-¿Se encuentra bien, abogado? -preguntó mientras jugaba con un
caro bolígrafo Cross, bañado en oro-. Me da la impresión de que le resulta
aburrida la reunión de hoy.
Laura Rojas, que estaba sentada a su lado, esbozó una sonrisa
burlona, la cual trató de disimular tapándose la boca.
Alfredo Quintana, comenzó a toser fuertemente mientras su rostro
de patata se enrojecía progresivamente. Al mismo tiempo se reía de forma poco
ortodoxa.
-¡Vamos Mario!, ¿acaso su conocida afición al tequila le impide
presentarse en su lugar de trabajo en condiciones óptimas? - le espetó el señor
Mirón a bocajarro.
-No, señor.
-¿No, señor?
-No me encuentro muy bien. Necesito ausentarme unos minutos.
El señor Mirón consultó el reloj y sonrió para sus
adentros.