Jeremías, con su mano libre, trató de retirar a la mujer.
?Vete mujer, no fastidies al amo con tus lloriqueos o te
...
El hombre blanco lo interrumpió.
?Déjala Jeremías. Ven ?le dijo? te recuerdo bien, ¿cómo te
llamas?
?Sofía ?contestó la mujer temblando?.
Ven Sofía, quiero que me digas la verdad, ¿es este mi hijo?,
¿esperas otro mío?
El hombre blanco parecía realmente interesado, su aspecto
terrible había cedido a una mezcla de sorpresa e incredulidad.
Si, amo, todo lo que dije es cierto. Sin atreverse a levantar
sus ojos del suelo Sofía aún temblaba de pavor.
El hombre se sentó sobre un tronco cercano y dejó perderse su
mirada mientras en su interior le confundía, le asustaba, pero en el fondo le
agradaba el milagro de saberse padre por primera vez.
Al fin dijo:
?Creo que esto cambia las cosas; a ver Sofía, acércame al niño,
quiero conocer a mi hijo.
Sofía empujó suavemente a un pequeño muy tímido que se notaba
aterrorizado. El hombre lo tomó en sus brazos y lo sentó sobre sus rodillas.