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Capítulo 1
Retorno
Jueves, a las
diez y media de la noche, sentado en la barra de "Retorno" ?un viejo bar que
solía frecuentar cuando era joven y vivía aún en la ciudad?, estaba Brian, sin
reconocer a ninguno de los que visitaban el lugar en esa noche. Observando,
mientras tomaba un trago, se daba cuenta de que el ambiente del lugar continuaba
similar a la época en que lo solía frecuentar, los jóvenes acudían a "Retorno"
para rematar sus semanas de clases hablando, ya fuera de lo mal profesor que era
algún docente, de la buena o mala calificación que se merecía alguna compañera,
de lo difícil que había sido el último examen o de cómo iba a quedar el juego
del fin de semana. Y todo aquello se hacía mientras se ahogaban en alcohol las
mismas neuronas que habían pasado la semana entera estudiando y trasnochando
haciendo informes, muchos de los cuales no aportaban nada adicional a los
estudiantes, más que quitarles el sueño y hacerles perder cabello. Brian intentaba recordar, bajo las caras de los que ahora
veía, los rostros del pasado. ¿Por qué ya nadie
de los que en aquel tiempo solían frecuentar el lugar, no lo hacían ahora? ?se
preguntaba?. ¿Todos se habrían mudado de ciudad como yo? ¡Imposible! ¿O será que ya
todos se sentirán tan viejos como para no encajar en este ambiente? No creo,
además cuarenta y nueve años no son tantos... ¿o sí? ?Se preguntó a sí mismo,
con un toque de sarcasmo interior?. Quizás existan otros bares mucho mejores en
la ciudad... tal vez, pero a un hombre eso le importa poco, un bar es como un
refugio, no importa que hayan otros, si uno se siente a gusto siempre volverá y
de hecho, quizás por esa misma razón, veinte años después estoy yo sentado en la
barra de este lugar. Como era de esperarse, en
un bar tan bohemio como "Retorno", no era Brian el único solitario y melancólico
de la noche. En el otro extremo de la barra, había un hombre de que aparentaba
tan solo unos pocos años menos que él, cejas grandes, pelo hasta las orejas y
con al menos una semana sin afeitarse, fumando un cigarrillo y tomando un trago.
Miraba de reojo igual que a él, a todos los jóvenes que entraban al lugar y,
curiosamente, a Brian se le hacía familiar el rostro de aquella persona aunque
no lo relacionaba con ningún antiguo compañero o amigo de juventud. Coincidió con que mientras Brian lo miraba, intentando
recordar de donde lo podía conocer, aquel hombre levantó rápidamente su rostro y
lo miró fijamente y sonriendo. De inmediato hizo un saludo con su trago y Brian
respondió de igual forma sin demostrar mucha afinidad, retornando nuevamente la
mirada a su vaso, un minuto después, aquel hombre se levantó de su lugar y se
dirigió directamente a él.
Qué cosa, ¿será que sí nos conocemos? ¿O ahora resultará
que este es uno de esos apóstoles de alguna de esas religiones raras en donde a
todo el que ven lo quieren convertir, o será vendedor de seguros o el gay de la
noche y debe creer que yo también...? ¿Ahora cómo me deshago de él? ?Pensaba
Brian, intentando disimular mientras lo veía acercarse.
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