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-¿Y entonces? -volvió a preguntar el Negro Díaz, que
seguía el relato con atención. Bujones, dio una media vuelta, se puso de
espalda simulando estar mirando por un espejo, hizo una pausa y continuó. -Se
sacó el sombrero y lo apoyó sobre el mostrador, como si no se avivara que lo
iban a limpiar. En ese momento, en el cine se hizo un silencio total, se oían
volar las moscas. Yo estaba con mi hermano, el Rafa, que se agarraba con fuerza
de los brazos de la butaca. De los nervios que todos teníamos, uno se levantó y
gritó: "¡Avivate, boludo, que te bajan!" Lo hicieron callar. Uno de los tipos,
barbudo, se acercó, sacó el chumbo y se lo puso en la cintura. Jack hizo como si
le estuviera haciendo cosquillas. El cantinero se apartó, los otros se fueron
agrupando en los rincones y solo quedaron Jack y los tres puntos que lo
rodeaban. Jack preguntó: "¿quieren tomar algo?" Los tres se miraron con asombro
como preguntándose: "¿De donde salió este huevón?" El que tenía la jeta de loco
subió el revólver hasta la cabeza y dando una pitada a un faso que le colgaba de
la boca, le dijo: "Te via hacer de goma, te via". Jack se dio vuelta y le zampó
un manotazo que hizo que los tres guachos se cayeran de culo. A la velocidad de
un rayo le pateó la pistola de la mano del mas turro y sacó con la zurda la
suya, apuntándolos: "¡Se rajan de aquí ya mismo!" En un rincón estaba sentado un
tipo, empilchado todo de negro, con camisa blanca, un moñito negro y un fungi
blanco. Fumaba un grueso cigarro. Se sonrió, se dirigió a Jack, mientras le
indicaba a un gordo que sacara a los tipos que estaban despatarrados por el
piso. "Me gustás, sos valiente, vaquero. ¿Querés laburar para mí?" Jack no le
dio bola. Se sentaron a una mesa y empezaron a chamuyar, bien no entendí lo que
hablaban. Tenían que salir a afanar vacas y llevarlas, cruzando un río. Ahí la
película se hizo medio bodrio. Apareció una rubia, que era la hermana o la mina
del de negro, que le echó el ojo a Jack. La película se fue a la mierda,
empezaron a hablar de huevadas. Jack se quería bajar a la mina, pero el flaco de
negro no lo dejaba. Al final Jack los cagó a tiros, a todos, también al flaco
que era el trompa, y se quedó con la mina. Cuando estaba por pegarle un chupón,
en la pantalla apareció Fin, y no pudimos ver nada. Estuvo buena. Muy hablada,
te ponen unos carteles con letras que no entendés un pomo. -¿Todavía no sabes
leer? -preguntó el Negro Diaz. ¿Cuántos años tenés? -Dieciséis. ¡Sí sé! Pero
en el cine pasan los carteles muy rápido. -A mi me pasa lo mismo -se asoció
Márquez.
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