-¿Y la madre? -pensó. -Ha tenido que
quedarse para cuidar la tienda... tengo que volver... Volvamos... El chico debe
estar ya allí.
Y se marchó azorado, mirando a todas partes, a pesar
suyo.
-El chico estará quizás... está sin duda...
¡Detrás de las bolsas, como siempre! ¡Ah, pillo, darnos estos
sustos! ¡Qué tontería! ¡Le voy a dar un par de
bofetones, para enseñarle! ... ¡No lo volverá a
hacer!