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En última instancia, nuestra visión del mundo y todos nuestros caminos estarán condicionados por nuestra visión de Cristo. Necesitamos, desesperadamente, renovar nuestro entendimiento espiritual y entregarnos al conocimiento de nuestro Redentor y Rey.
Es nuestra visión de Cristo lo que alimentará nuestra pasión por Él y el celo por su Nombre y su Gloria. Es nuestra visión de Cristo lo que nos capacitará para comprender por qué Dios no está ocupado de muchas cosas, sino solamente de una: reunir todas las cosas en el Hijo para su propia Gloria.
¡Aleluya! Nuestros corazones estallan de gozo y alabanza, maravillados y felices al conocer que Jesucristo nuestro Señor llena toda la creación, y prontamente, nuestro Rey inundará la tierra de vida, justicia y gozo perpetuo.
No podemos más que decir exultantes ¡AMEN! al supremo propósito de Dios, el cual, con vistas a Su propia Gloria y para Su Gloria, determinó soberanamente que el Hijo lo llene todo en todos, sea creciente en todos, y lo abarque todo. Nos gozamos, pues es más de lo que podíamos anhelar; es infinitamente más elevado que la más elevada cima que puede ofrecer el mundo y el hombre.
Dios está revelando y estableciendo perpetuamente sobre toda la creación, la grandeza, la magnificencia y la plenitud universal de Cristo, para Su Gloria, a fin de que la radiante presencia de la Deidad lo llene todo en todos.


Testigos de Cristo
Dios mismo ha determinado, en su voluntad soberana, que la plenitud universal de Jesucristo el Hijo del Dios Viviente, sea revelada y expresada en y por medio de su vaso de gloria escogido y llamado: Su iglesia. Él nos dio la misión de manifestar a Cristo a la creación en y por medio de nosotros: a Cristo Señor, Rey y Dios, exaltado a lo sumo; a Cristo como Nombre sobre todo nombre, para que al Nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. (Filipenses 2:10,11)
La iglesia de Hechos de los apóstoles tenía una visión exaltada de Cristo, y la gloria de Dios se manifestaba en ella; miles vinieron a salvación y los poderes infernales no la pudieron dominar; la iglesia prevaleció sobre todos sus enemigos y, como muy pocas veces, fue puesta a la vista de los hombres la vida y la inmortalidad por medio del evangelio de la gracia.
Es cuando la iglesia puede decir por experiencia vivencial con y en la llenura del Espíritu de Dios He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios (Hechos 7:56) que testificará con poder y dará con gozo su vida para la Gloria de Dios.
Pero cuando la iglesia no tiene una visión exaltada de Cristo, fácilmente se deja engañar y lleva adelante la gran comisión o una interpretación privada de ella, bajo otros nombres, o apuntando hacia otros propósitos que hieren la Gloria de Dios, el cual por celo de su Santo Nombre y amor a nosotros, trae corrección y disciplina a sus hijos, muchos de los cuales aún no comprenden lo que Dios les está diciendo.
Debemos cuidarnos del error, como nos advierte la misma escritura: Mirad que nadie os haga cautivos por medio de su filosofía y vanas sutilezas, según la tradición de los hombres, conforme a los principios elementales del mundo y no según Cristo. Porque toda la plenitud de la Deidad reside corporalmente en El, y habéis sido hechos completos en El, que es la cabeza sobre todo poder y autoridad. (Colosenses 2:8-10)
El cristiano sigue a Cristo y desecha todo lo que no es Cristo en él. El cristianismo no es una ideología, no es un sistema de ideas o reglas a seguir; no es un movimiento religioso ni una herramienta para alcanzar el poder terrenal. Somos la fiel esposa de Cristo, completa de Cristo y guardada por Cristo para ser solo de Él y para Él, predestinada, llamada, justificada y glorificada por su gracia bendita. Dios cumplirá Su propósito en los que somos pueblo suyo ¡Aleluya!
Por tanto, si hemos de ser guiados a la verdad, no debemos ignorar las escrituras ni el poder de Dios como hicieron los saduceos: Pero Jesús respondió y les dijo: Estáis equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios (Mateo 22:29). No se trata de alcanzar el conocimiento de Cristo siguiendo fábulas o ideologías mundanas, sino por la Palabra y el Espíritu de Dios. Y esto en verdad haremos, por la gracia del Omnipotente.
Las siguientes páginas solo persiguen este propósito. Te invito a compartirlas conmigo.

 

 
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