6 meses atrás...
-Despejada esa duda, ahora respóndeme: ¿qué dijiste en el momento del
último golpe y a dónde vamos?
-Bien, dije la clave con que se trasportaba todo a la cuenta a nombre de
Golfuimet, la cual es "Rosebud", y hacia dónde vamos, eso te lo puede responder
el Chacal.
El Chacal se acercó, sacó una foto del bolsillo de sus pantalones y
extendiéndosela a Termo dijo:
-Chac-tu-chac, muchacha.
En la foto se veían una serie de seres semejantes a los eawoks y
parecidos al Chacal, sentados alrededor de una fogata.
-Es su familia, y estamos cerca... -aclaró Golf.
A 200 metros de allí, en una cueva, la luz producida por el fuego
reflejaba pequeñas sombras sobre las paredes, cual alegoría de la cavernas
explicada en clase de antropología. Unos seres encorvados se movían y hablaban
animadamente.
-Chac chaca.
-Chacabuco.
-Chacarita. Cha Cha Cha.
Entre las sombras se distinguió una un poco más grande, bastante más
grande, y parecía estar deglutiendo un escabeche de vizcacha con salsa
demiglase. Un sonido como electrónico sonó y dijo:
-CHAC-BOS.
Termo y Golf se adentraron junto al Chacal en esa cueva y lo que encontraron
los dejó perplejos. Sentados alrededor de una fogata, cinco seres símil bestia,
comían y carraspeaban en lo que parecía ser un almuerzo familiar. Una de estas
extrañas figurabas al verlos exclamó:
-¡CHAC!... digo... ¡ustedes!
Era Irmabos. Termo no lo podía creer, las piernas le flaquearon y casi cae,
pero en su lugar se lanzó a la carrera hacia su compañera. Se fundieron en un
abrazo emocionante donde los huesos de Termo crujieron todos y cada uno.
Tras esta patética escena, Golf se acercó y estrechó la mano de Irmabos.
Paralela a esta situación el Chacal se reencontraba con su familia en un
verdadero concierto de sonidos guturales que aparentaban ser de felicidad.
-Creo que llegó la hora de las explicaciones -dijo Golf.
Acto seguido, el Chacal comenzó a gemir, gesticular, sacar cosas de la cueva,
mostrar piedras con retratos tallados donde se lo veía a los 6 años ahogando a
un venado en un río, con su familia mirándolo.
-Ya sabemos que esta es tu familia y te estás reencontrando. Todo muy lindo.
Quiero una explicación de la persona que desapareció dejando un agujero en
nuestro corazón al creerla muerta- Golf se quebró.
-Tenés razón en sentirte así, pero lo que me pasó no fue fácil -empezó el
relato Irmabos-. Como bien recuerdan al comienzo del libro anterior quedé
atrapada en un tren cuyo destino era explotar. Tras su milagrosa escapatoria
pensé que ya estaba perdida, pero no podía dar el brazo a torcer. Con poco
tiempo y ya sin ustedes, decidí salvar mi vida. Saltar del tren, imposible, y se
me ocurrió algo que era más sencillo y con lo que no correría peligro. Sin
perder tiempo me dirigí a la locomotora, donde obviamente no había nadie. Una
vez allí lo único que tuve que hacer fue desenganchar los vagones. Cuando estos
explotaron, hecho que ustedes seguramente presenciaron, yo me encontraba a una
prudente distancia, suficiente para no ser víctima de la explosión, pero no para
evitar que el sacudón me hiciera caer y golpear mi cabeza. El tren tenía un
destino fijado, el norte, y no se detendría hasta alcanzarlo. En mi estado de
inconsciencia, viajé largas horas hasta que finalmente se detuvo. Haber pasado
tanto tiempo sin alimento me dejó sin fuerzas. Había llegado a una zona
desolada, donde no encontré un auxilio rápido y me desmayé. Cual Rómulo y Remo,
fui rescatada por una bestia, que me arrastró a su cueva y me adoptó como una
hija más. Con el pasar de los días me fui recomponiendo, pero deben saber que al
encontrarme en un estado salvaje no tenía cómo comunicarme. Hasta que finalmente
llegaron ustedes -tras estas palabras Golf no pudo seguir enojado y se abalanzó
sobre su amiga, quien ahora estrujaba los huesos de los dos-. Y ahora por favor,
cuéntenme cómo llegaron ustedes acá.
-Todo a su tiempo -terció Termo-. Ya habiendo devuelto al Chacal a su hábitat
natural, deberíamos retornar a Río Ceballos, es un largo viaje.
-Y con el tractor de la no-puerta vamos a tardar unos cuantos días...
-Irmabos vio cómo este comentario llenaba de lágrimas los ojos de Termo.
-No toquemos el tema del auto -intervino Golf.
-Tenemos que volver
caminando. Tenemos tiempo de sobra para contarte una larga, larga, larga
historia...