¿Verdad que éste es un sueño extravagante
Yo veía a Rip muy pobre, lo veía viejo; lo miraba
joven, lo miraba viejo; a ratos en una choza de leñador, a veces en una
casa cuyas ventanas lucían cortinas blancas; ya sentado en aquel
sillón de otate y cuero, ya en un sofá de ébano y raso...
no era un hombre, eran muchos hombres... tal vez todos los hombres. No me
explico cómo Rip no pudo hablar; ni cómo su mujer y su amigo no lo
conocieron, a pesar de que estaba tan viejo; ni por qué antes se
escapó de los que se proponían atarlo como a loco, ni sé
cuántos años estuvo dormido o aletargado en esa gruta.
¿Cuánto tiempo durmió?
¿Cuánto tiempo se necesita para que los seres que amamos y que nos
aman nos olviden? ¿Olvidar es delito? ¿Los que olvidan son malos?
Ya veis qué buenos fueron Luz y Juan cuando socorrieron al pobre Rip, que
se moría. La niña se asustó; pero no podemos culparla; no
se acordaba de su padre. Todos eran inocentes, todos eran buenos... y sin
embargo, todo esto da mucha tristeza.
Hizo muy bien Jesús el Nazareno en no resucitar
más que a un solo hombre, y eso a un hombre que no tenía mujer,
que no tenía hijas y que acababa de morir. Es bueno echar mucha tierra
sobre los cadáveres.