PROLOGO
Cuando se me ofreció la
inesperada posibilidad de escribir un prólogo a estas páginas sentí un
cierto desasosiego por no haberlo hecho nunca, pero al conocer el tema de la
obra experimenté ya algo más parecido al temor.
Juan Pizzuti me entregó los originales para darles una primera
lectura y entonces me invadió el respeto, frente a una serie de confesiones en
las que el autor ha comenzado a levantar el velo que ocultaba hasta ahora,
acontecimientos que en cualquier humano tienen que ver con los extremos que se
parecen al cielo y al infierno.
La segunda pregunta del relato, "¿acá es donde voy a
vivir?", denota no sólo la
angustia provocada por el desvalimiento que produce el desamparo, sino además
que dicha pregunta reclama aún una respuesta convincente. En ayuda de tal
propósito Juan Pizzuti invoca a manera de oráculo los nombres y rostros de
quienes fueron para él puntos de referencia con los que pudo hacer frente a una vida nunca imaginada de esa manera.
Me parece que uno de los méritos de estas páginas lo encontrará
quien las recorra, en el desafío que Pizzuti se ha impuesto a sí mismo de
conocer el por qué y el para qué de la vida misma.
Es un camino que recién se estrena, al menos en la forma
literaria, como parte de un proyecto más amplio. Poder contarlo a otros con
tanta franqueza y frescura es un excelente síntoma de buena salud
espiritual.
Juan Carlos Esparza