Ahora con tetas grandes es otra cosa. Camino por el pasillo
hacia la recepción. Ahora con tetas grandes es otra cosa y doblo en el pasillo,
¡Qué me importa que cruja la madera! Le pago a la recepcionista sin que pueda
evitar reírme a carcajadas, ella se contagia de mi risa. Ahora con tetas grandes
es otra cosa. Qué tonta, se ríe conmigo sin saber de qué. Las minitas en los
sillones me miran con indiferencia. Ahora con tetas grandes es otra cosa pero
tal vez ya sea algo viejo para ellas que seguramente han experimentado está
felicidad antes que yo. Ahora con tetas grandes es otra cosa, se acabaron los
complejos, se acabaron los problemas, las mallas de cuerpo entero, las medias
como rellenos. Ahora con tetas grandes es otra cosa grito en la calle vacía.
Corro como una loca.
-¡Ahora con tetas grandes es otra cosa!
Lo voy a seguir gritando hasta encontrarme con un hombre que
sea consciente, que entienda lo que estoy queriendo decir y baile conmigo en la
vereda sólo por el hecho de compartir mi felicidad. Ese hombre va a mirar mis
tetas, perdón, va a admirar mis tetas. Y nos besaremos de tal manera que la
gente de esa cuadra saldrá a los balcones sin saber bien por qué y al vernos
entenderá que eso que nosotros tenemos es lo que les está faltando en sus vidas.
Ni plata, ni juventud, es esto que me está pasando y sólo puedo intentar
explicar diciendo: Ahora con tetas grandes es otra cosa.
Pero la calle está oscura y vacía. Ya no grito y la sensación
agradable se desvanece.
Así soy yo, así están las cosas.
***
Continúa en el libro.