A los normandos sucedieron, algunos siglos más tarde, en la
lucha contra los hielos, los ingleses primero, y después los holandeses.
Creyendo en la existencia de un mar libre al norte de los
continentes, los navegantes de la Europa Septentrional buscaron en aquella
dirección, durante mucho tiempo, un pasaje que condujera a las Indias y a la
China. Por todas partes hallaron el camino cerrado, pero lejos de desalentarse,
por esta falta de éxito, persistieron, durante años y años, en sus tentativas.
Si el mar se encontraba embarazado por los hielos a una latitud relativamente
meridional, alrededor de las costas del sur de la Groenlandia, de Spitzberg y de
la Nueva Zembla, creían estos marinos que seguramente debía estar libre más al
norte y trataban de abrirse valerosamente un paso hacia el polo.