Contaré también brevemente la disciplina y usanza de los
romanos en las cosas de la guerra; el cuidado que de sus cosas tienen; la
largura y espacio de las dos Galileas, y su naturaleza; los fines y términos de
Judea. Diré particularmente la calidad de esta tierra, las lagunas, las fuentes;
los males que lo ciudades que por fuerza tomaron, Padecieron, y en contarlo no
pasaré de lo que a la verdad fielmente he visto y aun padecido; no callaré mis
miserias y desdichas, pues las cuento a quien las sabe y las vio.
Después, estando ya el estado de los judíos muy quebranto, cómo
Nerón murió, y cómo Vespasiano, habiendo tomado su camino hacia Jerusalén, fue
detenido por causa del imperio; las señales que lo fueron mostrados por
declaración de su imperio; las mutaciones y revueltos que hubo en Roma, y cómo
fue declarado emperador, contra su voluntad, por toda lo gente de guerra, y cómo
partiendo después para Egipto, por reformar las cosas del emperio, fue
perturbado el estado y todas las cosas de los judíos por revueltas y sediciones
domésticas; de qué manera fueron sujetados a tiranos, y cómo éstos después los
movieron a discordias y sediciones muy grandes. Volviendo Tito después de
Egipto, vino dos veces contra Judea, y entró las tierras; de qué manera juntó su
ejército, y en qué lugar; cuántas veces fue la ciudad afligida, estando él
Presente, con internas sediciones; los montes o caballeros que contra la ciudad
levantó. Diré también la grandeza y cerco de los muros; la munición y fortaleza
de la ciudad; la disposición y orden del templo; el espacio del altar y su
medida; contaré algunas costumbres de la fiestas, y las siete lustraciones y
oficios del sacerdote.
Hablaré de las vestiduras del Pontífice, y de qué manera eran
las cosas santas del templo también lo contaré, sin collar de todo algo, y sin
añadir palabra en todo cuanto había.
Declararé después la crueldad de los tiranos que en Judea se
levantaron con sus mismos naturales; la humanidad y clemencia de los romanos con
la gente extranjera; cuántas veces Tito, deseando guardar la ciudad y conservar
el templo, compelió a los revolvedores a buscar y pedir la paz y la
concordia.