https://www.elaleph.com Vista previa del libro "Un viaje por el Río Apure" de Alexander von Humboldt (página 3) | elaleph.com | ebooks | ePub y PDF
elaleph.com
Contacto    Jueves 01 de mayo de 2025
  Home   Biblioteca   Editorial      
¡Suscríbase gratis!
Página de elaleph.com en Facebook  Cuenta de elaleph.com en Twitter  
Secciones
Taller literario
Club de Lectores
Facsímiles
Fin
Editorial
Publicar un libro
Publicar un PDF
Servicios editoriales
Comunidad
Foros
Club de lectura
Encuentros
Afiliados
¿Cómo funciona?
Institucional
Nuestro nombre
Nuestra historia
Consejo asesor
Preguntas comunes
Publicidad
Contáctenos
Sitios Amigos
Caleidoscopio
Cine
Cronoscopio
 
Páginas 1  2  (3)  4  5  6  7  8  9  10  11 
 

Hacia lis cuatro de la tarde nos detenemos para medir a un cocodrilo muerto arrojado por el río sobre la orilla. Su longitud era sólo de 5,38 111. Pocos días más tarde, Bonpland halló otro ejemplar (un macho) de 7,22 ni. En todas las zonas, en América como, en Egipto, este animal alcanza el mismo tamaño. Asimismo, la especie tan frecuente en el Apure, el Orinoco y el Magdalenano es el caimán sino un verdadero cocodrilo, muy similar al del Nilo con sus patas dentadas en los bordes externos. Si se tiene en cuenta que un macho adquiere su capacidad como reproductora los diez años y mide entonces 2,6 m. de longitud, es de suponer que el ejemplar medido por Bonpland debía tener por lo menos 28 años de edad. Los aborígenes nos dijeron que en San Fernando difícilmente pasa un año durante el cual dos o tres personas adultas no son despedazadas por estos saurios carniceros, especialmente mujeres que van a recoger agua del río. Nos contaron la historia de una muchacha de Uritucia, cuya rara intrepidez y presencia de ánimo la salvaron de las fauces de un cocodrilo. Tan pronto se sintió apresada hundió sus dedos con violencia en los ojos de la bestia y ésta, presa de dolor la soltó después de arrancarle el antebrazo izquierdo. A pesar de la enorme pérdida de sangre la indiecita nadó con la mano que le quedaba y logró alcanzar la orilla. En esos páramos, en donde el hombre está en constante lucha con la naturaleza, se suele conversar a diario sobre la destreza para escapar de un tigre, una boa o tragavenados, o un cocodrilo. Todos están en guardia por así decir, ante el peligro inminente. "Yo sabía -argumentaba la joven de Uritucu indiferente -que el caimán suelta su presa si se le hunden los dedos en los ojos". El cocodrilo del Apure se mueve con gran rapidez y agilidad cuando ataca, en cambio, se arrastra con la lentitud de una salamandra si no lo excita la ira o el hambre. Al correr produce un sonido seco proveniente al parecer de la fricción de las escamas de su piel. Al realizar este movimiento arquea el dorso y da la impresión de tener patas más largas que en su estado de reposo. Amenudo escucharnos muy cercano en la orilla ese rumor de las placas, pero no es cierto lo que afirman los indios que los viejos cocodrilos a semejanza del pangolín -pueden levantar sus escamas y toda su coraza-. En su mayoría, estos animales se desplazan en línea recta o mejor dicho como una flecha que de trecho en trecho calubia su dirección. A pesar de las pequeñas apófisis de las costillas falsas que unen las vértebras cervicales y parecen restringir el movimiento lateral, los cocodrilos pueden girar perfectamente cuando quieren. Con frecuencia he observado ejemplares jóvenes morderse la cola; otros lo han visto en ejemplares adultos.

Los cocodrilos nadan a la perfección y superan con facilidad las corrientes más rápidas. Sin embargo, me pareció que al remontar un río no pueden efectuar giros rápidos. Cierto día, un perro de gran tamaño que nos había acompañado en nuestra expedición desde Caracas al río Negro, fue perseguido en el agua por un enorme cocodrilo; el saurio estaba ya muy cerca de él y el can sólo pudo escapar haciendo un repentino giro y nadar contra la corriente. El cocodrilo realizó la misma maniobra, pero con considerable lentitud en comparación al perro y éste pudo alcanzar la orilla con toda felicidad.

Los chigüiros (capibaras) o carpinchos que en piaras de 50 a 60 cabezas viven a orillas de los ríos, proporcionan a los cocodrilos del Apure abundante alimento. Estos infortunados animales del tamaño de nuestros cerdos carecen de toda arma para su defensa. Nadan algo mejor de lo que corren, pero en el agua son presa fácil de los cocodrilos y en tierra los devoran los tigres.

 
Páginas 1  2  (3)  4  5  6  7  8  9  10  11 
 
 
Consiga Un viaje por el Río Apure de Alexander von Humboldt en esta página.

 
 
 
 
Está viendo un extracto de la siguiente obra:
 
Un viaje por el Río Apure de Alexander von Humboldt   Un viaje por el Río Apure
de Alexander von Humboldt

ediciones elaleph.com

Si quiere conseguirla, puede hacerlo en esta página.
 
 
 

 



 
(c) Copyright 1999-2025 - elaleph.com - Contenidos propiedad de elaleph.com