Albergó a Sarmiento y a sus adversarios políticos, José
Hernández y Olegario V. Andrade; al conservador Carlos Pellegrini y al radical
Leandro N. Alem; al conservador Winston Churchill y al laborista Clement Attlee.
Contiene al republicano Bob Dole, alto dignatario de la masonería
norteamericana, y al presidente Bill Clinton, que perteneció a los juveniles
Círculos Jacobo de Molay; al nacionalista revolucionario puertorriqueño Pedro
Albizu Campos, que integró la Gran Logia Nacional de Puerto Rico, y a su
adversario Luis Muñoz Marín, que creó la fórmula neocolonialista "estado libre
asociado" y perteneció a la Gran Logia de la isla, disidente de la anterior.
A pesar de estas contradicciones, fueron masones los que
impulsaron la lucha contra las dictaduras centroamericanas en los años cincuenta
y sesenta, a través de la denominada Legión del Caribe, por ejemplo el
costarricense José Figueres, el peruano Víctor Raúl Haya de la Torre y el
venezolano Rómulo Betancourt.
Pero hay algo más. La idea generalizada es que la masonería
actúa como un compacto batallón secreto y que es una institución vertical. Los
adherentes a la teoría conspirativa de la historia difunden la especie y
la literatura antimasónica les atribuye las más fantásticas aventuras
políticas.
Adelanto una conclusión. La masonería argentina, a diferencia
de las del resto de América latina, y qué decir de la de los Estados Unidos,
Canadá o Europa, es la que ha quedado más rezagada en su desarrollo y poder
político. Esto no es atribuible a la acción de sus detractores, o de su
archienemigo, el integrismo católico, ni a la existencia del peronismo o a los
golpes militares y las dictaduras derechistas. Se debe a sus propias disensiones
internas en la primera mitad de este siglo.
En este libro trataré de demostrar que fueron las cuatro
divisiones, tres de ellas desprendimientos ocurridos en 1902, 1914 y 1927, y la
escisión de 1935, cuando surgió un ala izquierda, el Gran Oriente Federal
Argentino (GOFA), lo que retrasó y complicó el desarrollo institucional de la
masonería vernácula.
Es que la fórmula el masón libre en una logia libre está
más difundida en la práctica de lo que se cree, y cada logia parece ser un mundo
diverso. Eso dificultó, por lo menos en la Argentina, el mantenimiento del poder
político y la presencia masónica de épocas anteriores.