Uno de los pocos cientistas políticos que comprendieron el
fenómeno fue Jacques D'Hont cuando descubrió el extraño panorama masónico que
rodeó a Hegel durante toda su vida y por eso escribió su obra Hegel
secreto.
Cuando Simone de Beauvoir analizó en su libro feminista El
segundo sexo las vicisitudes de la mujer en su lucha por la emancipación,
trató con alguna extensión las discusiones de María Deraismes con Alejandro
Dumas sobre los derechos de la mujer. Pero la escritora existencialista olvidó,
según explicó luego, por considerarlo secundario, el carácter masónico de la
Deraismes, dirigente de la logia mixta "El Derecho Humano".
Ocurre lo mismo en la historia argentina y latinoamericana. No
puede ignorarse la influencia de la masonería en la etapa de la Emancipación, en
el proceso denominado por los historiadores liberales Organización Nacional y en
la formación de la Argentina moderna bajo el influjo del roquismo. Desentrañar
el poder político entre 1880 y 1930, especialmente hasta el Centenario,
significa incluir necesariamente a la masonería en el análisis político.
Debo reconocer que me sorprendí al leer en una revista italiana
de actualidad que el famoso dibujante y creador Hugo Pratt, fallecido en
Grandvaux, Lausana, el 20 de agosto de 1995, pertenecía a la masonería
peninsular. Lo conocí personalmente a fines de los años setenta cuando hizo uno
de sus habituales viajes a Buenos Aires. En mi niñez y adolescencia -en los
cincuenta- me había acompañado a través de la lectura de sus personajes de
ficción en las revistas de historietas. Publiqué una entrevista en la revista
semanal Confirmado sobre aquel encuentro. Lo ayudé a encontrar algunos
argumentos para su opera prima, Corto Maltés, y le facilité materiales
sobre la Zwi Migdal. En noviembre de 1982, cuando publicamos en Todo es
Historia un dossier sobre la masonería, incluí una página de una
curiosa historieta dibujada por Pratt, donde aparecía una sesión masónica. Se
trataba de la serie Corto Maltés: Fábula de Venecia, publicada por
Totem de Madrid El arte de Hugo Pratt, por Bruno Auricchio,
revista Officinae, Anno IX, Nº 2). En la misma edición de Todo es
Historia se incluyó una fotografía del astronauta norteamericano Leroy
Gordon Cooper (Jr.), masón Grado 33, piloto comandante del vehículo espacial
Géminis 5. Según la revista masónica argentina Símbolo, Cooper era
miembro del Rito Escocés de Orlando, Flo-rida. Fue nombrado Soberano Gran
Inspector en el Supremo Consejo de la Jurisdicción Sur de los Estados Unidos el
25 de octubre de 1963. Cuando llegaron los astronautas norteamericanos
-Armstrong y Aldring- a la Luna, habrían hecho gestos masónicos desde la
superficie lunar y Aldring, además, colocó en ese exótico lugar un banderín
masónico.