Las ediciones de Herodoto llegadas a mi noticia son las siguientes: -La versión latina de Valla en Venecia, año 1474. -La latina de Pedro Fenix, Paris 1510. -La latina de Conrado Heresbachio en 1537, en la cual se suplió lo que faltaba en la primera de Valla. -La griega de Manucio, Venecia 1502. -La griega de Hervasio, Basilea 1541, y otra en 1557. -La greco-latina de Henrique Stefano 1570, y otra del mismo en 1592 corrigiendo la de Valla. -La greco-latina de Jungerman, Francfort 1608, reimpresión aumentada de la anterior. -La greco-latina de Tomás Galo, Londres 1689. La greco-latina de Gronovio, Leiden 1715. -La greco-latina de Glascua, 1716, hermosa en extremo. -La greco-latina de Pedro Wesselingio, Amsterdam 1763, con muchas variantes y notas, por cuyo texto me he regido en esta traducción.
Las versiones en romance de que tengo conocimiento son la italiana del Boyardo en Venecia en 1553, otra italiana del Becelli en Verona en 1733, y una francesa de Pedro Du-Ryer, todas a decir verdad de muy corto mérito. Veremos si será más afortunado M. L'archer en la nueva traducción francesa de Herodoto, que según noticias está trabajando.
Mi ánimo al principio era dar un Herodoto greco-hispano en la imprenta de Bodini en Parma, pero la prohibición de introducir en Espada libros españoles impresos fuera de ella, y el consejo de D. Nicolás de Azara, agente en Roma por S. M. C., me retrajeron de mi determinación. Mucho sería de desear que algún aficionado a Herodoto reimprimiera el texto griego, libre de tanto comentario, variantes y notas con que han ido sobrecargándole gramáticos y expositores, pues lejos de darle nueva belleza y claridad, no producen sino confusión.