Tranquila está la mar; el sol refleja
Sus rayos en las aguas,
Y al cruzar la ondulante superficie
El barco traza surcos de esmeralda.
Junto al timón tendido está el piloto
Roncando levemente;
Bajo el palo mayor,- cosiendo velas,
Se sienta el embreado grumete.
Brilla el rubor en su semblante rojo,
Su larga boca tiembla,
Y a todas partes la mirada límpida
De sus hermosos ojos gira inquieta.
Que el capitán ante él se ha detenido
Como un loco ¡tirando,
Le trata de ladrón y dice:-« Infame,
Del tonel un arenque me has robado.»
Tranquila está la mar; un pececillo
Brilla sobre las ondas,
Calienta al sol su cabecita de oro,
Y alegre el agua agita con su cola.
Entretanto, anhelante la gaviota,
Rápida sobre el pez cae desde el viento,
Y en el pico la presa palpitante,
Alegre se remonta hasta los cielos.