¡Canciones! ¡canciones mías!
Alzad y tomad las armas
Haced sonar las trompetas,
Y sobre el pavés alzada,
Elevad la que hoy ser debe
De mi pecho soberana.
¡Salud a tí, joven reina!
Del claro sol, que derrama
Luz pura, el oro luciente
Robará mi mano avara,
Y formaré una corona
Para tu frente sagrada.
De la seda azul que flota
Del cielo en la extensión vasta,
Un jirón robaré ansioso,
Y regio manto de gala
Formaré en mi desvarío
Para tus reales espaldas.
Coro de hinchados sonetos
Te daré, bella adorada,
Y de tercetos altivos
Y de elegantes estancias;
Serán, niña, tu correo
Mis incisivas palabras;
Tu bufón, mi fantasía
Por tu amor siempre exaltada,
Y tu heraldo blasonado
El sarcasmo de mis gracias.
Yo mismo, hermosa, yo mismo,
Arrodillado a tus plantas
Sobre rojos almohadones
De terciopelos y grana,
Te haré homenaje del resto,
De razón que me dejara
La que fue tu antecesora
En el trono de mi alma.