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En 1897 -con la ayuda del periodista Bernard Lazare, del senador
Scheurer-Kestner y del diputado Joseph Reinach-, Mathieu Dreyfus, hermano de
Alfred, promueve una campaña en Le Figaro para exigir que se investigue a
Esterhazy y se revise el juicio de 1894. La extrema derecha reacciona de
inmediato. Indignado, Émile Zola, próximo a la izquierda radical y a grupos
socialistas, entra en liza. La campaña de Le Figaro rompe la conspiración de
silencio. En diciembre de 1897, Esterhazy, cuya letra es idéntica a la de los
facsimiles del escrito que la prensa ha reproducido, es inculpado y comparece
ante un tribunal militar; contra todo pronóstico, los jueces lo absuelven en
enero de 1898, al tiempo que el presidente del Consejo de Ministros, Méline,
rechaza la revision del caso Dreyfus: «El caso Dreyfus no existe». Zola,
consciente de los riesgos que corre, plantea la cuestión ante la opinion pública
en su célebre carta al presidente de la República, titulada «Yo acuso» y
publicada el 13 de enero en L'Aurore. Ese mismo día, la policía detiene al
teniente coronel Picquart. La polémica enardece al país y se desencadenan las
hostilidades entre la derecha militarista y la izquierda socialista o radical,
entre las corrientes nacionalistas antisemitas y los defensores del Derecho,
entre el integrismo católico y los adalides del libre pensamiento. Llueven
insultos y críticas sobre Zola. En estas circunstancias, aparece, ya en su
sentido moderno, la expresión «los intelectuales», que emplearon los
antidreyfusards (Barrès, Drumont, Leon Daudet, Pierre Loti, Jules Verne...)
contra los dreyfusards (Zola, Gide, Proust, Péguy, Mirbeau, Anatole France,
Jarry, Claude Monet...). Del 7 al 23 de febrero de 1898, Zola, amenazado de
muerte por los grupos de extrema derecha, comparece ante un tribunal, acusado de
difamar a los oficiales y personalidades que había denunciado en su «Yo acuso».
Se le declara culpable y se le condena a un año de cárcel, a pagar tres mil
francos de multa y se le despoja de la Legión de Honor. Tras recurrir la
sentencia, el tribunal de instancia vuelve a condenarle, esta vez, sin embargo,
en rebeldía, pues Zola, temiendo por su vida, se ha exiliado en Inglaterra.
Semanas después de este segundo juicio, se confirma que el documento que se
utilizó para comprometer a Dreyfus en el juicio de 1894 era falso; lo había
confeccionado un oficial del Service de Renseignements, el coronel Henry, quien
confiesa su culpabilidad el 30 de agosto y el 31 se suicida en la cárcel. El
Tribunal Supremo, que había empezado a revisar el expediente Dreyfus en junio,
ordenó la revision del caso.
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Yo acuso
de Emilio Zola
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