|
|
| |
|
Páginas
(1)
2
|
| |
¡Crucifíquenlo!
¿Cuál habría sido el curso de la historia, si Jesús no hubiera sido condenado?
La pregunta podría encerrar un juicio, cuyo dictamen, aun no apareciendo como incontrovertible, tampoco dejaría de resonar, conjeturalmente, irreverente ante los oídos de un creyente. Dado que una consideración de esa naturaleza, al contener dicha posibilidad; implicaría, de alguna manera, la suposición de que las escrituras pudieran, eventualmente, no alcanzar su cumplimiento exhaustivo; quedando más acá del agotamiento histórico.
Suposición que no hallaría lugar desahogado en el marco del contenido bíblico; donde, precisamente, se admite que, si bien en el devenir histórico, todo puede mudar en los confines del gran círculo del acaecer de los acontecimientos de los pueblos, permaneciendo la voluntad de Dios en un centro relativamente alejado de esas inmediaciones. Por otro lado hay que admitir taxativamente que la palabra de Dios es inmutable.
Me tocó ser testigo de circunstancias en que una persona le formulara dicha pregunta a un destacado hombre de la fe.
El interrogante puede representar una proposición honesta y merece, por lo tanto, una respuesta consecuente con el espíritu generador de la inquietud.
En la oportunidad, el ministro alargó, bastante seguro, una contestación. A mí, que me había interesado la pregunta, no logró conformarme plenamente el sesgo por el cual se deslizara el comentario. En el mismo se hacían consideraciones sobre términos tales como predestinación y preconocimiento; donde se sostenía que, era necesario que las escrituras se cumplieran y que Dios sabía que Judas, moviéndose en su ámbito de maldad y resuelto a permanecer en tal postura, no cambiaría nunca el propósito de traicionar a Jesús. Además, todas las personas que se confabularon para proclamar y hacer efectiva la muerte de Cristo en la cruz, no modificarían su cometido. Todas estas actitudes personales y manifestaciones colectivas, estarían según esa consideración, en el preconocimiento de Dios; sin que mediaran factores de predestinación alguna conducente a la intervención de los protagonistas o la pasividad de los agonistas que desempeñaron el drama de la cruz.
Insisto en que la pregunta puede ser honrada y más de uno se la habrá planteado alguna vez. Merece, por lo tanto, una respuesta acorde a esa expresión sincera del pensamiento. De manera que, si surge de una reflexión sana, no hay por qué arrojarla al patio de atrás de la conciencia.
|
| |
|
Páginas
(1)
2
|
| |
Consiga ¡Crucifíquenlo! de Vicente Oscar Lizzi en esta página.
|
|
|
 |
|
