En
nuestro "Ágora", sin saber el por qué, hemos encontrado al amigo lejano, al
nómada, viajero del desierto. Entre todos, ampliando nuestros horizontes, hemos
creado la ruta imprescindible que nos lleva hacia el norte: la meta prefijada
por una rosa de vientos, ya lejana.
De
nuestra plaza pública, es cierto, ya se marcharon muchos. Eran los transeúntes.
Pero los que quedamos, vivimos en el "Ágora", hoy de la misma forma que lo
hacíamos ayer. Mágicamente, ahora, el "Ágora" se ha transformado en un espacio
abierto de "Internet". La misma plaza, con apariencias nuevas. Pero todo, lo
mismo. Fernando fue el primero en venir a la cita. Sus "Confesiones de un
Psicoterapeuta" eran palabras, como decía él, no simplemente para "matar el
tiempo", sino para lograr, a través de un encuentro verbal e imaginado, que ese
tiempo -nuestro amigo imposible- no se muriera nunca, no se nos fuera "casi sin
darnos cuenta". Tras Fernando fuimos viniendo muchos. Hemos hablado siempre con
palabras sencillas. Pero todo, al alcance del "buen entendedor", para quien
sabía leer entre renglones. Es la magia de nuestra plaza virtual, nacida en el
silencio y en la lejanía.
Nos
juntábamos, al caer de la tarde, Fernando, José María, Isabel, Marina Segura,
Isabel Rodríguez, María, Morelia, Carmen Ma. Jiménez, Violeta, Mariana, Diana,
Falela, Charo Vera, Esther. Otros muchos, se acercaban a escuchar lo que
hablaban los otros ciudadanos. Con su atención y su asentimiento, acogían las
reflexiones del psicólogo, el pensar del filósofo, las narraciones de los hechos
que hacía el historiador: narraciones interesantes de simples caminantes que
allí hablaban. Todos, en el "Ágora", abrimos los bagajes. Tratamos de mostrar a
los amigos los mejores tesoros: las fotos ya amarillas por pátinas de tiempos,
los recuerdos antiguos casi apergaminados. Todo, aquí, es hallazgo, descubriendo
lo que estaba recóndito. La vida brilla entre nosotros con luz nueva,
reverdeciendo con la frescura y con la naturalidad de lo que es improvisado, de
lo que se ha ido fabricando sin pretensión alguna.